Decenas de personas se empujan por subir a un camión con una lona azul con dibujos de frutas en un barrio popular de Caracas. Bastan dos centímetros para apoyar la punta del pie y agarrarse con tres dedos.
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Es una escena que se repite en la capital y en toda Venezuela. La imagen del colapso del transporte que obliga a los usuarios a hacer largas colas, a subirse a vehículos no aptos para el traslado de personas o a caminar y desgastar zapatos que son ahora difíciles de reponer.
La del transporte es una de las muchas crisis que sufre Venezuela, pero es una de las que mejor deja ver la situación del país. Porque en ella convergen la falta de dinero en efectivo, la ausencia de repuestos para los vehículos, el deterioro de servicios públicos y la viveza de algunos para hacer negocio con la necesidad.
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El camión de frutas desde hace unos meses llena los espacios que el autobús tradicional ha ido dejando.
En una de las muchas colas al sol en Caracas espera Wilmer Ruiz, que vive en la parte alta de Petare, uno de los grandes barrios de Caracas que se eleva de forma irregular sobre un cerro.
"Tengo que salir de mi casa a las 5:30 o 6:00 de la mañana si quiero llegar al trabajo a las 8:00, pero nunca llego en hora", cuenta.