En las primeras horas de este martes en la tarde, en el Vaticano, se realizará el primer encuentro entre el papa Francisco y los 34 obispos chilenos (31 en funciones y 3 eméritos) convocados por el pontífice para abordar la crisis en la iglesia católica de Chile, provocada por los casos de abusos sexuales, especialmente por el caso Karadima.
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La hora aproximada de este primer encuentro lo entregaron ayer en la radio Vaticana el secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile y obispo auxiliar de Santiago, Fernando Ramos, y el miembro del Comité Permanente y obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González. De las reuniones de mañana miércoles y el jueves no se conocen detalles. Todos se realizarán en el Aula Paulo VI.
Consultado si se conocerán los contenidos de la reunión, Ramos respondió que el papa “pide estricta confidencialidad de nuestros encuentros, que son fraternales, íntimos, de cercanía y de un proceso que está en camino, entonces queremos ver cómo poder comunicar algunos aspectos, pero los contenidos mismos no estamos en condiciones, a menos que el santo padre nos diga que estas cosas sí se pueden comunicar”.
En todo caso, recordó que en la carta del 8 de abril pasado, dirigida a todos los obispos chilenos, el pontífice adelantó los temas a abordar. Primero las conclusiones del informe de Charles Scicluna en su visita a Chile y un discernimiento para encontrar medidas de corto, medio y largo plazo para restablecer la comunión y la justicia.
También mencionó que el anuncio del sábado pasado, se señala que estos encuentros se van a referir a temas de abusos de poder, conciencia y abusos sexuales que han ocurrido en las últimas décadas en la iglesia chilena, y también algunos mecanismos de encubrimiento y sumisiones hacia las víctimas.
Agregó que un segundo punto es compartir las conclusiones del santo padre, derivadas del informe de Scicluna, y un tercer punto, “invitarnos a realizar un largo proceso sinodal de discernimiento para ver las responsabilidades y buscar los cambios necesarios para que no se repitan nuevamente”.
“Nuestra actitud es, en primer lugar, de dolor y vergüenza, dolor porque lamentablemente hay víctimas, hay personas que son víctimas de abusos y eso nos causa un profundo dolor. Y la vergüenza porque estos abusos se han producido en ambientes eclesiales, que es precisamente donde no debieran ocurrir jamás”, afirmó Ramos.