El descontento y la rabia femenina se convirtió en el tema de debate nacional. En reuniones entre ministros, paneles de expertos, medios de comunicación y grupos de amigos se conversa sobre las demandas feminista. El movimiento universitario y secundario logró llevar la discusión a este punto tras tomarse universidades y paralizar sus funciones, todo para exigir, en primera instancia, protocolos para sancionar el abuso y el acoso en miembros de la comunidad estudiantil.
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Las consignas feministas que levantan esta generación no son nuevas pero si tienen el mérito de lograr la masificación del discurso. Teresa Valdés, feminista, socióloga y ex jefa de la Unidad de Género del Ministerio de Salud cree que en esta nueva época el feminismo ha ido “haciendo carne en la cultura” y que hoy en día se expresa en una parte más activa de la sociedad: las estudiantes. “Aquí toma más fuerza debido a su condición educada y también por su libertad relativa”, asegura Valdés. “Hoy se está reivindicando las viejas consignas de las mujeres”, comenta mientras recuerda las luchas feministas post dictadura, “Las consignas tienen aceptación en las mujeres trabajadoras ya que responden a la demanda transversal de terminar con la violencia hacía la mujer”.
«El movimiento feminista más grande de la historia del país»
Por su parte, María José Cumplido, historiadora y autora del libro “Chilenas”, donde repasa las grandes gestas de mujeres durante la historia del país, asegura que este es el “movimiento feminista más grande” que se ha levantado para exigir igualdad y derechos. Para la escritora, la victoria de esta nueva ola feminista se refleja en su efecto en la opinión pública ya que “nunca se había utilizado tanto la palabra feminismo en los medios de comunicación”.
Una de las característica que reconoce en este movimiento es que carece de una o más líderes y se ve como una masa homogénea, transversal y mucho más activa. Este último punto, para Cumplido, es una herencia del movimiento estudiantil que utilizó las tomas y marchas para poder masificar las temáticas.
La autora descarta que esto se trate de un nuevo feminismo y asegura que este es el resultado de un transformación de años y años de luchas de mujeres. “Esto comienza con la lucha por votar, luego por las mejores salariales y en la década del 20 en Estados Unidos por la liberación sexual de las mujeres”. La transformación tiene un nuevo punto de lucha: combatir la violencia cotidiana en contra de la mujer.