«La investigación demuestra que existen graves defectos en el modo de gestionar los casos de delicta graviora«. Eso es lo que dice el Papa respecto a cómo la curia nacional trató de protegerse cuando se revelaron casos de abusos sexuales y que habrían sido encubiertos por varios miembros de la Iglesia chilena.
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A través de una carta que envió a los obispos que participaron de las reuniones que organizó en El Vaticano, y que fueron publicadas por T13, el máximo líder de la fe católica no escatimó en detallar una larga lista de errores que se cometieron en los procesos de investigación de las denuncias, todo según él porque los involucrados quisieron desestimarlas o bien, derechamente ocultarse.
Francisco se avergüenza del caso chileno
En su misiva, invita a los 34 obispos participantes a dejar de ser el centro de atención y centrar su trabajo en mostrarle al pueblo chileno el camino para encontrarse con Dios. No obstante, en los pie de página del documento se detiene expresamente a hablar sobre las conclusiones que recibió en la «Misión especial», donde se manifiesta sorprendido e incluso avergonzado de cómo los obispos y superiores religiosos trataron todos los casos de violencia sexual contra menores.
- Abusadores de la Iglesia sólo cambiaban de lugar: «Mis enviados han podido confirmar que algunos religiosos expulsados de su orden a causa de la inmoralidad de su conducta y tras haberse minimizado la absoluta gravedad de sus hechos delictivos atribuyéndolos a simple debilidad o falta moral, habrían sido acogidos en otras diócesis e incluso, en modo más que imprudente, se les habrían confiado cargos diocesanos o parroquiales que implican un contacto cotidiano y directo con menores de edad», dice el Pontífice en su carta
- Desestimar acusaciones de abusos: por otra parte, para el Papa es grave que cuando se recibían las denuncias de abuso sexual, no se hacía nada pues se le intentaba bajar la gravedad a los casos.
«En no pocos casos han sido calificados muy superficialmente como inverosímiles, lo que eran graves indicios de un efectivo delito», señala Francisco. - No investigar o hacerlo fuera de tiempo: asimismo, indica que hubo muchos casos donde no se investigó o bien, cuando se hizo, todo quedaba fuera de tiempo.
«Durante la Visita se ha constado también la existencia de presuntos delitos investigados solo a destiempo o incluso nunca investidos, con el consiguiente escándalo para los denunciantes y para todos aquellos que conocían las presuntas víctimas, familias, amigos, comunidades parroquiales», acusa el líder de la Iglesia católica. - Desprotección en la que quedaban los niños: «en otros casos, se ha constado la existencia de gravísimas negligencias en la protección de los niños/as y de los niños/as vulnerables por parte de los Obispos y Superiores religiosos, los cuales tienen una especial responsabilidad en la tarea de proteger al pueblo de Dios», dice la carta.
- Destrucción de documentos que inculpaba a culpables: «Otras circunstancia análoga que me ha causado perplejidad y vergüenza ha sido la lectura de las declaraciones que certifican presiones ejercidas sobre aquellos que debían llevar adelante la instrucción de los procesos penales o incluso la destrucción de documentos comprometedores por parte de encargados de archivos eclesiásticos, evidenciando así una absoluta falta de respeto por el procedimiento canónico y, más aún, unas prácticas reprobables que deberán ser evitadas en el futuro», precisa el documento.
- Sacerdotes con conductas de «homosexualidad activa» que realizaban instrucción a otros: «En la misma línea y para poder corroborar que el problema no pertenece a solo un grupo de personas, en el caso de muchos abusadores se detectaron ya graves problemas en ellos en su etapa de formación en el seminario o noviciado. De hecho, constan en las actas de la “Misión especial” graves acusaciones contra algunos obispos o superiores que habrían
confiado dichas instituciones educativas a sacerdotes sospechosos de homosexualidad activa».
Pidió asumir la culpa juntos
Con esto el Papa asegura que a esta altura, confesar y remover a los responsables ya no es suficiente, sino que es necesario actuar aún con más firmeza.
«Creer que sólo la remoción de las personas, sin más, generaría la salud del cuerpo es una gran falacia. No hay duda que ayudaría y es necesario hacerlo, pero repito, no alcanza, ya que este pensamiento nos dispersaría de la responsabilidad y la participación que nos corresponde dentro del cuerpo eclesial», dice su carta.
«Por favor, cuidémonos de la tentación de querer salvarnos a nosotros mismos, salvar nuestra reputación (“salvar el pellejo”); que podamos confesar comunitariamente la debilidad y así poder encontrar juntos respuesta humildes, concretas y en comunión con todo el Pueblo de Dios. La gravedad de los sucesos no nos permite volvernos expertos cazadores de ‘chivos expiatorios'», pide el Papa a la curia chilena.
En ese sentido agrega que «todo esto nos exige seriedad y co-responsabilidad para asumir los problemas como síntomas de un todo eclesial que somos invitados a analizar y también nos pide buscar todas las mediaciones necesarias para que nunca más vuelvan a perpetuarse. Sólo podemos lograrlo si lo asumimos como un problema de todos y no como el problema que viven algunos. Solo
podremos solucionarlo si lo asumimos colegialmente, en comunión en sinodalidad», sentencia Francisco.
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