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Un bebé con medio corazón sobrevive a dos cirugías de alto riesgo al nacer

Linda tenía 16 semanas de embarazo con el bebé cuando se enteraron de que padecía del síndrome del corazón izquierdo hipoplásico , un defecto congénito raro en el que una parte del corazón del bebé está subdesarrollado o no está en absoluto.

En Nashville, Tennessee, Estados Unidos, una pareja recibió la horrible noticia de que su bebé nonato padece un síndrome que provoca que solo tenga medio corazón. Los médicos les dijeron que su hijo probablemente moriría al nacer.

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Por suerte, ha sobrevivido al parto, se ha sometido a dos cirugías cardíacas de alto riesgo y aún le queda otra para estar completamente recuperado.

Linda estaba embarazada de 16 semanas de su hijo Luke cuando los especialistas le comentaron a ella y a su pareja, Clint Pilkinton, que su bebé padecía el síndrome del corazón izquierdo hipoplásico. Esto es un defecto congénito muy poco común que conlleva que una parte del corazón permanezca muy poco desarrollada o que no exista.

“Estaba en shock, asombro e incredulidad. Quería vomitar. Estaba hiperventilando y llorando muchísimo. No sabía cómo parar y tampoco sabía qué hacer con mis emociones”, relata Linda en declaraciones recogidas por People.

El pasado 12 de diciembre Linda dio a luz a Luke y nada más parir, los médicos se lo llevaron. Una semana después, el pequeño se sometió con éxito a la primera de las tres cirugías, que duró doce largas horas. “Estuve doce horas en la sala de espera, impotente y sin esperanza. Cuando todo terminó, nos alegramos muchísimo. Pude respirar. Me emocioné mucho de que hubiera sobrevivido, de que lo hubiera logrado”, cuenta Linda.

Tras una larga estancia en el hospital, los padres del Luke finalmente pudieron llevárselo a casa en marzo, donde pasó unos días antes de someterse a la segunda cirugía. En ella, consiguieron restaurar el flujo sanguíneo a los pulmones y a pesar de que todo fue correctamente, Linda pasó mucho miedo: “Pensé que lo había entregado para que lo destrozaran”.

Ahora, el pequeño Luke se recupera en casa con sus padres y tiene cita para la tercera cirugía cuando cumpla los tres años. “Esto me ha hecho estar más presente. Vivo en el momento, es la única forma en la que puedes vivir. No sé lo que pasará y tengo miedo. Tengo miedo de quererle tanto y que me lo quiten”, explica Linda, quien ha decidido aprovechar y disfrutar cada instante que pasa con su hijo.

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