“La existencia humana conlleva mucho dolor y sufrimiento y por eso mismo es un error traer nuevos seres humanos al mundo”, señala David Benatar, director del departamento de Filosofía en la Universidad de Ciudad del Cabo en Sudáfrica y principal exponente del antinatalismo, en su libro “Better Never to Have Been” (“Mejor no haber existido nunca”).
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El antinatalismo es un movimiento que aboga por que la gente no se siga reproduciendo, pero a diferencia de otros movimientos como “Child Free”, no se basa sólo en una decisión de desarrollo personal o profesional, sino que va más allá, ya que considera motivos ecologícos y el sufrimiento del que está por nacer.
La existencia humana conlleva mucho dolor y sufrimiento y por eso mismo es un error traer nuevos seres humanos al mundo”, David Benatar, filósofo y principal exponente del antinatalismo
“Extinguimos animales, destrozamos el medio ambiente, no paramos de pelearnos. Y también es innegable que por el hecho de nacer uno va a tener que hacer frente al sufrimiento, como mínimo al sufrimiento y el miedo que conlleva la muerte”, expone Benatar.
Los más radicales inclusive sienten aversión contra sus propios padres por darles la vida, sin embargo, no ven en el suicidio una opción porque contribuiría más al sufrimiento.
El antinatalismo en Chile
Actualmente, los antinatalistas aún son pocos a nivel mundial; no obstante, es un movimiento que es cada vez más frecuente en Europa y ya está llegando a Chile.
“(En Chile) hay muy poca gente que conoce el concepto, la gran mayoría de mis amigas cuando les hablo del tema del antinatalismo no tenían idea que existía, ni siquiera la palabra, entonces cuando les empiezo a explicar, hay varios que se sienten súper identificados”, explica Yasna Villalobos (28), antinatalista chilena en entrevista con Publimetro.
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Yasna es parte de este movimiento hace aproximadamente un año y medio, luego de conocer del mismo a través de los medios de comunicación internacionales. Sin embargo, asegura que hace ocho años decidió no tener hijos.
“Cuando tenía como 20 años pensaba que estaba muy chica, que no era como para mí la maternidad en ese momento. Empezaron a pasar los años y me di cuenta que en realidad la maternidad nunca iba a ser para mí porque siempre he pensado que la gente es super egoísta, son seres individualistas, y siempre piensan sólo en sí mismos”, explica.
De igual manera aclara que el antinatalismo “en realidad abarca hartas cosas, más allá de que la persona no se reproduzca en sí”.
“Como objetivo principal, existe el tema de la subsistencia, la humanidad en algún momento va a terminar con ella misma por un tema de la huella de carbono, las toneladas de basura que produce un ser vivo, y no podemos asegurar que aunque criemos bien a los hijos que tengamos vayan a ser veganos, ecologistas, o que no vayan a sufrir las inclemencias que uno sufre de por sí en el vida”.
Para la chilena “la gente que quiere tener hijos siempre son egoístas, como para que los cuiden cuando sean viejos o porque quieren tener descendencia y que los genes pasen a otra generación, o por un tema de presión social porque los papás se lo imponen o la misma sociedad que se los va pidiendo con los años”.
A pesar de que está segura de su decisión y que tiene el apoyo de su pareja, con la que lleva más de nueve años y que no es antinatalista, no ha sido fácil. El resto de la gente no comprende y cuestiona su decisión.
“El antinatalismo abarca hartas cosas más allá de que la persona no se reproduzca en sí”, Yasna Villalobos, antinatalista chilena
“No he tenido ninguna reacción buena (…) Al estar en una relación estable la gente no entiende que uno sí se pueda proyectar en la vida con la pareja simplemente no teniendo hijos. Siempre los comentarios son los mismos: ‘Cuando pasen los años te vas a arrepentir’, ‘cuando crezcas un poco más vas a cambiar de opinión’ o ‘cuando conozcas a otro hombre a lo mejor te va a hacer cambiar de opinión’”, indica.
Yasna hace un llamado a “que la gente tome más conciencia al momento de tener hijos, que finalmente debe dejar de ser egoísta y considerar todo el mal que le causa al mundo traer a otro ser, no sólo por toda la basura que producirá ni por todos los animales que tendrán que morir para sostener esa vida, sino también por el dolor y sufrimiento que ese nuevo ser experimentará, las inclemencias por las que pasará y cuando lleguen los años de la vejez, las enfermedades que tendrá. Los padres no pueden asegurar que ese nuevo ser no pasará por todas esas situaciones”.