Dos lanzacohetes fueron incautados en agosto pasado por personal de la PDI. El hecho se registró en Punta Arenas, ciudad en la que un hombre de 40 años, de iniciales R. M. terminó en prisión preventiva por poseer este curioso arsenal de guerra.
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Pese a que estas unidades -una de fabricación alemana y otra estadounidense- no podían ser utilizadas pues ya habían sido disparadas una vez, esto es sólo una señal del potente arsenal al que tienen acceso civiles sin permiso para portar un arma.
Según las cifras que maneja Carabineros, son 2.500 unidades las que se han incautado cada año, en promedio. En 2017, de las 2.403 obtenidas en operativos, 1.788 eran armas cortas y las 615 restantes eran largas. Este último número no es menor: dentro de ese grupo se consideran algunas como fusiles de guerra con mira telescópica, subametralladoras de distinto tipo, escopetas, entre otros.
Bandas en poder de armas
Lo que preocupa es el uso de estas armas. Por ejemplo, en 2015, cuando se incautaron 715 armas largas -de un total de 2.959- se halló en manos de una banda dedicada a la venta de droga en La Pintana un fusil M-16, un modelo utilizado por el Ejército de Estados Unidos (US Armed Forces).
«Es un arma exclusiva de guerra», dice Óscar Gatica sobre el fusil M-16. Especialista en armas y dueño de la cadena Armarket, afirma que en su versión original, es de tipo semiautomática y automática «con cargador de 30 tiros en calibre 5.56».
Advierte que en Chile se puede vender una réplica, en calibre 22 y que sólo puede ser comprada por personas que pertenecen a clubes de tiro. Lo demás es ilegal.
El 14 de mayo pasado, en Talcahuano y Quirihue se incautó un subfusil de origen checo del tipo SA 25, también en manos de una banda dedicada a la droga. «Es un modelo ametrallador que dispara en semiautomático y en automático, con cargador de alta capacidad de 24 y 40 balas en calibre de 9 mm, usada en la Guerra Fría». Su venta está totalmente prohibida en Chile.
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Dotar de más armas
Para el diputado Gonzalo Fuenzalida (RN), estas cifras son alarmantes porque no se puede identificar cuántas están en el mercado negro.
«Se habla de una cifra entre 750 mil a 800 mil, pero la mayoría de estas está inscrita. El problema está en identificar dónde están porque hay personas que fallecieron y los registros no están actualizados. Hay personas que han sufrido robos, y a eso hay que agregar las que ingresan al país por tráfico en nuestras fronteras», indica el miembro de la Comisión de Seguridad Ciudadana.
Lo que le produce miedo es que sean bandas de narcotraficantes los que tengan acceso a arsenal de guerra. «Este tipo de personas no tiene en su poder armas cortas, revólveres o pistolas de bajo calibre»
Por lo mismo, pide dotar a las policías de armas más poderosas. «Tanto la PDI como Carabineros tienen que tener la capacidad persecutoria que les permita repeler a estos narcotraficantes», afirma el diputado.