Ante el impedimento de las autoridades de poder subir a la “zona cero”, Bertilia Hernández García buscó la forma de llegar sí o sí a lo que era su hogar y donde aseguraba que en el recinto estaban sus familiares, y lo logró con la ayuda de un vecino.
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Al dar con la vivienda soltó el llanto y se puso de rodillas: “Es aquí donde están, yo sé que están acá”, dijo, mientras ingresó a sacar algunas pertenencias que estaban a su alcance.
“Aquí era mi casa y la de la par, la de mi hermano, yo no estaba aquí, andaba haciendo compras y cuando volví esto ya estaba destruido”, relata Bertilia, mientras era consolada y se resignaba a que ya no tendría la posibilidad de poder darles cristiana sepultura.
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Futuro incierto
Bertilia aún está pendiente de la salud de su hermano, Carlos, que está en el intensivo del hospital San Juan de Dios.
Por el momento ella no ha dormido en un albergue y no sabe dónde lo hará mañana.
Ellos aquí se van a quedar, ya no los van a venir a sacar, ya pasaron muchos días”. Bertilia Hernández García, vecina afectada por el volcán de fuego.