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Ataque sin piedad: Familia entera muere calcinada en Nicaragua en una escalada de violencia brutal

Hombres armados incendiaron el sábado una vivienda y otros perpetraron un ataque a tiros en una calle en la capital de Nicaragua, incidentes que dejaron al menos ocho muertos y proyectaron una sombra sobre las conversaciones tendentes a poner fin a semanas de agitación política.

 

Hombres armados incendiaron el sábado una vivienda y otros perpetraron un ataque a tiros en una calle en la capital de Nicaragua, incidentes que dejaron al menos ocho muertos y proyectaron una sombra sobre las conversaciones tendentes a poner fin a semanas de agitación política.

Los hechos de violencia incrementaron las tensiones durante el segundo día de negociaciones entre representantes de grupos de la sociedad civil y del gobierno del presidente Daniel Ortega para resolver la crisis que ha durado dos meses en el país.

Las autoridades atribuyeron a “delincuentes” las muertes del sábado mientras que grupos civiles acusaron a la policía y otros empleados gubernamentales de ser los responsables de ambos ataques.

El sábado, sujetos enmascarados lanzaron bombas incendiarias molotov a una casa de tres niveles; murieron cuatro adultos y dos niños. Todas las víctimas eran integrantes de la misma familia.

El jefe de los bomberos, Ramón Landero, dijo en un comunicado que los agresores también atacaron a los bomberos que intentaban apagar el incendio.

Un sobreviviente dijo a un canal noticioso local que los atacantes querían utilizar la casa en el barrio Carlos Marx de Managua para apostar un francotirador. Cuando la familia se opuso a dejarlos entrar, según el sobreviviente, los atacantes comenzaron a disparar al interior de la vivienda antes de incendiarla.

El sobreviviente responsabilizó del ataque a paramilitares leales a Ortega. Sin embargo, la policía nacional dijo en un comunicado que los agresores eran integrantes de un grupo delictivo.

Desde abril, más de 160 personas han perdido la vida desde que el gobierno nicaragüense comenzó a reprimir a manifestantes que exigían la renuncia de Ortega.

En el otro incidente, la policía nacional dijo que trabajadores municipales, agentes y lugareños fueron atacados cuando retiraban barricadas y otros obstáculos en una avenida en Managua llamada Semáforo Mercado Iván Montenegro.

Hombres enmascarados mataron a tiros y prendieron fuego a dos civiles que ayudaban a despejar la avenida, dijo la policía en un comunicado. Las muertes ocurrieron a no gran distancia de la vivienda incendiada.

Los manifestantes han erigido 140 barricadas que obstruyen arterias y que según el gobierno estrangulan la economía.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, lo calificó como un crimen de lesa humanidad y Antonia Urrejola, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), se declaró estupefacta al conocer el caso.

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) a través de un comunicado condenó el siniestro y lo calificó como “acciones de terrorismo de Estado contra la población civil, acciones de terror y horror que mantienen en incertidumbre a la población en general”.

Además adjudicó el hecho a “parapoliciales en complicidad con la Policía Nacional” quienes “obstaculizaron a pobladores para que les brindaran auxilio” a las víctimas.

Negociaciones bajo el caos

Todo este escenario de terror  tuvo lugar mientras  se lleva a cabo un diálogo en la que media también la Iglesia. En las conversaciones, ambas partes acordaron integrar tres grupos de trabajo que se reunirán el lunes para abordar asuntos de seguridad y electorales así como una posible reforma a la Suprema Corte de Justicia.

Una propuesta incluye adelantar dos años los comicios presidenciales, a 2019, y otra deja entrever que se limiten las reelecciones. En Nicaragua no hay límite al número de veces que puede reelegirse un gobernante. Los opositores también desean invitar a grupos internacionales de derechos humanos para que investiguen la ola de asesinatos.

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