El encuentro entre la reina de España, Letizia, y la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, estuvo llena de cordialidad, pues durante su cita hubo sonrisas, buenos gestos, pero nunca como el encuentro que sostuvo la reina con Michelle Obama en 2015.
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Este fue el primer contacto de doña Letizia y Melania, así como la del rey de España y el presidente de Estados Unidos, pues no se conocieron en ningún acto previo. A diferencia del encuentro de Letizia con la anterior primera dama Michelle, ya que se habían visto en una ocasión, cuando la monarca recibió a la esposa de Obama y su hija Sasha en el Palacio de Marivent en 2010.
También el monarca conocía a Obama, pues tres meses habían coincidido en Nueva York, ciudad a la que habían acudido para tomar parte en la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático.
Esto generó que los gestos durante el encuentro fueran más sinceros y cariñosos que los que ha protagonizado con Melania.
También, los ideales de Letizia se acercan más a los de Michelle que a los de la mujer del presidente Trump, pues ambas compartían su pasión por la ecología y lo que este estilo de vida representa. Doña Letizia es embajadora especial para la nutrición de la FAO (Organización para la Alimentación y Agricultura) y Michelle Obama ha participado en diferentes campañas contra la obesidad infantil.
Además, hasta este momento, Melania solo había ejercido como anfitriona de una reina en una ocasión, cuando se reunió con Rania de Jordania, aunque sí lo había hecho en otras ocasiones recibiendo a las esposas de diferentes mandatorios como Juliana Awanda, mujer del presidente argentino o Brigitte Macron, mujer del presidente francés. Nada similar a Michelle, que era toda una veterana cuando recibió a Letizia.
La despedida de los Reyes con Donald y Melania Trump también fue completamente diferente a la que tuvieron con los Obama. Pues esta resultó algo fría y sin presencia de gestos de cariño. A diferencia del encuentro con los Obama donde el Rey se mostraba sonriente y divertido con Barack mientras que sus respectivas esposas se despedían con un abrazo.