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“Ex choro” revela cómo funciona la temida “Ley de la Cárcel” y explica por qué otros internos torturaron a ecuatorianos

Se trata de Khristian Briones, quien estuvo recluido por 18 años, y que ahora lidera una fundación para la reinserción de internos. Explica por qué a los que mandan dentro de la cárcel les molesta que lleguen formalizados por delitos como el del asesinato de Margarita Ancacoy.

Se llama Khristian Briones (40) y su vida estuvo marcada por la delincuencia y las drogas. Estuvo en el Sename porque desde muy joven conoció las drogas y la mala vida. Cuando cumplió la mayoría de edad, así como iba, el camino lógico fue la cárcel. Fue condenado por varios delitos y una vez adentro sólo bastó enroscarse en unas cuantas peleas para ganar el título de «choro».

Salió libre pero reincidió. Estuvo tres años adentro otra vez y con eso cumplió 18 años en la cárcel, pero volvió a salir. En libertad no pudo controlar su adicción a las drogas hasta un buen día, justo en el preciso minuto en que estaba consumiendo pasta base y sus efectos comenzaban a hacer efecto, su hija pequeña lo abrazó. El momento de luz fue inmediato. La rehabilitación fue difícil pero lo consiguió. Ahora trabaja en la Fundación Dimas para sacar a otros del camino del mal. Por eso, es una voz autorizada para hablar sobre cómo funciona la temida «Ley de la Cárcel» con Publimetro.

Estructura social

«Adentro hay una subcultura, con reglas y jerarquía. Están los choros que son los que roban cajeros, grandes cantidades de dinero, los que van a Europa. Están los domésticos, que roban en la población por droga. Roban a su misma gente. Ellos se convierten en perkin«, detalla Briones.

Ambas figuras son las que, a su juicio, se vieron involucrados en el ataque con electricidad, golpes de puño, pie e insultos a los ecuatorianos acusados de asesinar a Margarita Ancacoy (40).

«Allí hay delitos que son bien mirados. Robar cajeros, irse a Europa. Es otro nivel. Pero para los choros hay delitos que son mal mirados y este, en ojos de un reo, es un tremendo condoro. Mirado desde el punto de vista de un choro, los ecuatorianos hicieron un tremendo daño: mataron a una persona trabajadora y por cinco lucas. ¡Cinco lucas! Es tan mal mirado como un delito de los domésticos«, declara.

Afirma que este tipo de delitos de connotación pública los hace enojar porque «como sea, igual tienen sentimientos. Es como las violaciones. A los violadores que llegaban allá, les pegaban, los violaban. Los papito corazón también les tocaba. No los violaban, pero los golpeaban porque no pagaban la pensión de sus hijos», sostiene.

Pero hay más: molesta porque este tipo de delitos podría llevar a un alza de las penas. «Eso porque implica que aumenten las penas, entonces un choro que se dedique a eso sabe que si roban a alguien con intimidación y ocupan la violencia, ahora podrían ser, no sé, cinco años más», aclara.

Gendarmería

Pese a que asegura que la cárcel «es una carnicería y tienen naturalizada la violencia». Es más, indica que él mismo salió con 20 puñadas y 30% de su cuerpo quemado, aunque reconoce que al menos cinco de esos golpes se los hizo él mismo para proteger su propia integridad.

«Cuando estuve dentro y me iba castigado, después de cumplir mi penitencia me cambiaban de calle. Yo era choro y por supuesto tenía problemas con otros internos. Sabiendo eso, me mandaban a los lugares donde más problemas tenía. Una vez, yo salí de la Calle 4 en dirección al Óvalo y cuando salí de la guardia interna, me estaban esperando otros internos con cuchillas. Yo no quise salir y me acerqué a un gendarme para decirle que me iban a matar. Pero el gendarme me dijo ‘sale de aquí, anda a dar la cara, perkin’. Al final me quedé ahí, pese a que me empujaba. Yo me pegué ahí hasta que cerraron el óvalo. Ahí recién pude irme a mi sector», relata como un ejemplo de la actitud pasiva que acusa de los que visten uniformes.

«No son todos, eso es cierto», aclara Briones.

Por eso, su crítica apunta al lugar donde fueron destinados los ecuatorianos. «Ellos tienen experiencia de que estos temas pasan, como ocurre con las violaciones. Ahí se debió haber hecho algo más», precisa.

Proyecto

Como lo que describe se acerca mucho a un ciclo de violencia que parece nunca acabar, como presidente de Fundación Dimas afirma que quiere hacer algo más por el resto.

«Quiero llevar la Iglesia Católica adentro», aclara. «La religión es el camino para la redención porque ahí baja la violencia. Un «choro» deja de serlo, siempre y cuando abrace la religión, no ande ‘levantando polvo’, se comporte, hable bien sin garabatos, que no consuma droga. Lo respetan pero no tienen que nunca salirse de la religión. No pueden ni fumar: si lo pillan, le dan su charchazo. Lo dejan tranquilo, siempre que la redención sea honesta», relata

Aún así, también se abre a ayudar a todos. «Estamos creando una distribuidora para darle trabajo sólo a quienes tienen antecedentes. Es un proyecto único en Chile». ¿Formas de contacto? A través de Facebook de Fundación Dimas o en el sitio www.fundaciondimas.cl.

 

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