Según la opinión de rostros de la televisión y del deporte como Tonka Tomicic, Claudio Bravo y Marcelo «Chino» Ríos, la tortura que recibieron los ecuatorianos formalizados por asesinar brutalmente a Margarita Ancacoy y luego escapar del lugar con una sonrisa, era «merecida». No obstante, las autoridades de Gobierno han puesto el énfasis en no olvidar que los presuntos autores de estos golpes cometieron un delito.
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«Los que torturaron a estos asesinos también van a tener que asumir su responsabilidad, enfrentar a la Justicia y recibir la sanción que se merecen», indicó este viernes el Presidente Sebastián Piñera sobre esta materia.
Sus palabras se dan a un día desde que se formalizara al colombiano Jarvy Torres Perafán (31), el dominicano Miguel Ángel del Rosario (19) y los chilenos Manuel Antonio Toro Carrasco (35) y Sergio Blanch Gutiérrez (21).
Todos recibieron la cautelar de prisión preventiva anticipada tras recibir cargos de torturas.
Temerario prontuario
Durante la audiencia, la fiscal Marcela Adasme detalló cómo fue la temeraria acción de estos cuatro formalizados en contra de los ecuatorianos. También alertó lo peligroso que eran.
Ello pues advirtió que todos se encontraban en prisión preventiva en el penal Santiago 1 por delitos similares a los de los ecuatorianos.
De hecho, se supo que el líder del grupo, Manuel Toro, está siendo investigado por el delito homicidio; hecho que motivó su detención el pasado 22 de octubre.
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Algo similar ocurre con Sergio Blanch, quien se dedicaría al oficio de peluquero y barbero, y que habría sido quien cortó el cabello a los ecuatorianos. Sobre él pesa una investigación también por homicidio.
En el caso del colombiano Jarvy Torres, se registran antecedentes por uso fraudulento de tarjeta de créditos, delitos que lo habrían llevado a ser detenido tanto en mayo como en agosto de 2017 por el equipo de la SIP de Carabineros.
En el caso del dominicano Miguel Ángel del Rosario, el Ministerio Público lo investiga por robo con violencia.
Antecedentes que se hacen «invisibles»
Para Luis Pino, sicólogo y académico de Escuela de Psicología de la Udla, hay un fenómeno curioso que ocurre en estos hechos y que tiene que ver con hacer «invisible» el delito de tortura al considerar la «justicia» que habrían aplicado los reos contra los ecuatorianos.
Con un magister en reducción de conflictos y mediación, Pino advierte que hay tres niveles involucrados: «los golpes son una dimensión del fenómeno, la otra es la conducta de los reos en la cárcel y la otra es cómo la opinión pública las mira. Esto es importante considerarlo porque generalmente estos eventos se ven como una dicotomía: son blanco o son negro, entonces se olvida un tercer nivel».
E profesor agrega que «desde el enfoque social, las personas creen que cuando la violencia tiene justificación incluso es tolerable. En ese sentido, uno puede ser violento con un delincuente porque es tolerable, pero no puedo ser violento con un niño, porque no existe argumento válido».
En ese sentido, el académico aclara que esta situación es muy similar a las detenciones ciudadanas.
«Las afirmaciones o apoyo justificado a hechos de violencia por medio de Twitter o Facebook es comparable a una turba: es otra expresión de una turba, es exactamente tal como ocurre con las detenciones ciudadanas. No obstante, es probable que aquellos que respaldaron esta acción, con el tiempo, cuando entren en razón, lo más probable es que empiecen a matizar sus discursos. Eso porque una característica de la turba es irracional, no piensa y se deja llevar por los sentimientos, en vez de la razón», sentencia Pino.