Después de conquistar la Luna, el próximo objetivo del ser humano es colonizar Marte. Desde el magnate Elon Musk , quien pretende acanzar la superficia extraterrestre en 2022, hasta la Nasa, que trabaja en un plan más conservador para llegar al planeta rojo en 2030 y colocar a un ser humano sobre el mismo para 2040. Cada vez son más las entidades que miran a Marte con el objetivo de llegar a su superficie y establecer la primera colonia extraterrestre.
PUBLICIDAD
La exploración y colonización espacial es un objetivo aún lejano, pero ya muy estudiado. Las posibilidades de vivir en otros planetas dependen en buena parte de nuestra capacidad para crear espacios habitables, algo en lo que podríamos ayudarnos de la vida en la Tierra.
Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Science abre la posibilidad de utilizar una bacteria para poder respirar en Marte. El planeta rojo es nuestro vecino más cercano, aunque su atmósfera no es apta para la vida humana.
Esta bacteria, llamada cianobacteria, habita en los océanos de nuestro planeta. Es la responsable de la fotosíntesis que tiene como resultado la producción de oxígeno.
La idea es utilizar estos microorganismos para retirar dióxido de carbono en Marte y generar oxígeno. Así, al menos en espacios reducidos, los humanos podrían vivir y respirar en otros planetas.
La principal dificultad ahora mismo es hacer que estas bacterias sobrevivan en un ambiente tan hostil como el marciano, aunque ya consiguen salir adelante y multiplicarse en el fondo del océano, sin apenas luz.
Sin duda es una posibilidad que merece la pena estudiar, aunque se trataría de un proceso muy lento y probablemente muy costoso. Aplicarlo a escala planetaria entraría en el terreno de la llamada terraformación, y permanece en el terreno de la ciencia ficción y las novelas de Isaac Asimov.
Los investigadores también apuntan a que este descubrimiento obliga a replantear lo que sabemos sobre la vida en otros planetas. En caso de que se pudiera desarrollar un nuevo tipo de fotosíntesis de infrarrojos en planetas a los que no llega el espectro de luz que utilizan las plantas terrestres significa que podría haber vida en rincones donde se creía imposible.