Casi un tercio de los chilenos sufre de «dolor crónico no oncológico». Según datos de la Asociación Chilena para el Estudio del Dolor (Ached), el porcentaje de chilenos afectados con esta condición es del 32%, mientras que en México alcanzaría cerca de un 16%. En Europa, afecta a un promedio del 19% de la población.
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Respecto a los datos chilenos, datos de Ached señalan que las dos principales causas de este cuadro son el lumbago y la artrosis. Un punto no menor es que el 40% de los pacientes que sufren dolor crónico se encuentran en edades de máxima producción laboral (30-49 años).
Esta fue una de las razones por las que el ministro de Salud, Emilio Santelices, planteó el desafío de llevar la experiencia de los especialistas en dolor crónico a la atención primaria en las «Jornadas de Dolor Crónico No Oncológico y desarrollo de Unidades de Dolor», hace unos días.
Problema de salud pública
«El dolor dejó de ser un tema puntual y asociado a una condición aislada de pacientes y hoy día es un problema de salud pública, porque tal como muestran los estudios, su prevalencia no es inferior al 30% de la población», comentó el secretario de Estado.
Y añadió que «aquí hay mucho camino por recorrer y hay muchos temas que abordar desde la política pública, como también desde el aspecto clínico».
El ministro Santelices hizo un llamado a los médicos asistentes «a incorporar, integrar y trabajar cerca del punto donde se contacta la gente, es decir, en la atención primaria, y poner allí el quehacer especializado».
Debate
La doctora Marisol Ahumada, presidenta de Ached, destacó la asistencia de especialistas desde Iquique a Punta Arenas Al seminario, con el propósito de conocer el desarrollo de las unidades del dolor. Según cifras de la Ached, 21 de estos recintos ya se encuentran establecidos y 19 en formación a nivel nacional.
Quien también asistió a la instancia fue el ex ministro de Salud y actual integrante de la Comisión Presidencial de Salud, Pedro García, quien afirmó que, si bien hoy existe la garantía de cuidados paliativos en el sistema de salud, «este ámbito del dolor terminal podría ampliarse a otros pacientes en el protocolo del GES/Auge.
