El Ministro de Salud, Emilio Santelices, y la Subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, anunciaron este miércoles 27 de junio la entrada en vigencia del segundo tramo de la Ley de Alimentación 20.606, más conocida como Ley de Etiquetado, que establece nuevos límites de nutrientes.
PUBLICIDAD
Si bien es común ver los productos con sellos de “alto en” grasas saturadas, azúcares, calorías, sodio, se estima que con las nuevas exigencias, el 80% de éstos alimentos procesados llevarían el marcador negro octagonal.
Nuevas exigencias
Eso pues, desde ahora, los límites para el gramaje de ciertas sustancias en los alimentos procesados sólidos y líquidos subirán sus estándares. Es decir, si antes era permitido que un alimento procesado tuviera 800 miligramos de sodio, ahora deberá incluir solo 500.
“Lo que cambia es que aumentan las exigencias de aplicación de los puntos de corte, porque antes con 22,5 gramos de azúcar por 100 gramos de alimento clasificaba para ‘Alto en’ desde ahora basta con 15 gramos de azúcar por 100 gr., para tener el sello ‘Alto en Azúcares’)”, explicó Jessica Moya, académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la U. San Sebastián (USS).
Además de este cambio, se exige que la publicidad de estos productos en los medios de comunicación deberá contener el mensaje adicional que señala: “Prefiera alimentos con menos sellos de advertencia”.
Cambio de hábitos
“Esta es una norma legal que busca avanzar hacia el consumo de alimentos más saludables, y estamos convencidos de que la industria hará un nuevo esfuerzo para hacer realidad estas medidas y así contribuir a mejorar la alimentación de los chilenos y de la chilenas, tal como ya lo viene haciendo desde la implementación de esta ley hace dos años”, señaló este miércoles el Ministro de Salud, Emilio Santelices.
Sin embargo, la académica Jessica Moya señala que para lograr un permanente cambio de hábito, no basta con las modificaciones individuales, pues lo decidor es el entorno social y las oportunidades que brinda para favorecer el cambio de hábitos.
PUBLICIDAD
Los consumidores han ido aprendiendo
En esa línea, la nutricionista sostiene que los consumidores han ido aprendiendo lo que significa la presencia de uno o más sellos de advertencia en los productos, identificando los que pueden ser menos saludables.
Pero agrega que lo que falta es “reforzar la educación al consumidor porque si bien el impacto en la industria ya se ha observado por medio del desarrollo de alimentos con menor presencia de sodio, grasas saturadas, azúcares y energía, es el usuario y su entorno, lo que predispone o no al consumo de estos productos”.
Especialistas advierten que «No todas las modificaciones son más saludables»
¿Cómo hemos ido avanzando?
La encuesta realizada por el Instituto de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile en diciembre de 2016, en 1.067 adultos de distintos niveles socioeconómicos, residentes en el Gran Santiago señala que un 92,9% reconoce los sellos de advertencia, un 43,8% compara la presencia de sellos a la hora de comprar y que, entre quienes comparan, un 91,6% indica que influyen sobre su compra.
Tras dos años desde la puesta en marcha de la ley, el Ministro Santelices señaló que «en este tiempo, nuestro país avanzó en la batalla contra la obesidad, que afecta a más del 50% de la población”.
Pero, ¿qué estamos comiendo?
Es frecuente ver avisos comerciales en donde se publicitan productos dulces por definición, pero aludiendo a que no tienen sellos. ¿Cómo es posible? La académica de la USS explicó que la industria alimentaria en este tipo de productos declara los componentes en gramos y no en mililitros, por lo cual el corte es menos estricto.
Por ello comentó que “los alimentos con consistencia de papillas como los yogures debieran establecer claramente si son sólidos o líquidos, de manera que no quede al arbitrio de las empresas esta definición”.
No obstante, reconoce los esfuerzos de la industria en bajar los niveles de los componentes críticos y pone el acento en que es necesario que esta adaptación y reemplazo de los ingredientes poco saludables, sea por aditivos sanos y seguros para el consumo.
No todas las modificaciones son «más saludables»
Las modificaciones no necesariamente son más saludables, ya que el reducir azúcar y grasas saturadas lleva muchas veces a la incorporación de otros aditivos y “ahí hay que poner límites”, dice la docente de la carrera de Nutrición y Dietética de la USS. Según la especialista, lo que se está viendo es la mayor utilización de endulzantes no calóricos, y de polioles(un tipo de hidratos de carbono) en vez de azúcar.
Así como también se incorporó el uso de la carragenina (texturizante) en vez de materias grasas y del cloruro de potasio en sustitución del sodio o derechamente la reducción de sal.
Fiscalización «será un aspecto clave y primordial»
Por último, Moya comenta que «los alimentos procesados y ultra procesados presentan muchas veces una solución, por lo que es muy difícil y casi imposible que los dejemos de consumir, pero deben estar en menor proporción en nuestra dieta respecto a los alimentos y preparaciones, caseras, naturales y mínimamente procesados».
Por su parte, la Subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, destacó que “este Ministerio tiene en el centro de las preocupaciones a las personas, y por ello la fiscalización será un aspecto clave y primordial. Esta tarea la harán las Seremis y la preparación de esos organismos ha sido constante».