Melania Trump se emocionó cuando un niño de 3 años salió corriendo de un centro de migrantes «Unidad Familiar 8» en Tucson, Arizona.
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«¡Hola!», Dijo la primera dama, alegrándose en medio del semicírculo de ocho celdas en un centro de detención de corto plazo para migrantes. «¿Cómo estás?»
La señora Trump, inmigrante y madre, quería averiguar más acerca de cómo se puede desarrollar la estricta política inmigratoria de su esposo, sobre todo en familias que han sido separadas en la frontera. Las dos visitas a centros de detención en una semana, en ocasiones la ofrecieron una imagen desalentadora.
Ahora la pregunta es qué hacer con ese aprendizaje y cómo juntará su desagrado de familias y su simultánea convicción de asegurar las fronteras.
La vocera Stephanie Grisham dijo que es posible que haya más visitas y conversaciones con legisladores, pero no queda claro qué lecciones se llevaron a la primera dama de las visitas ni qué le comunicará a su esposo.
«Le importan mucho los niños», dijo Grisham. «También cree en las fronteras de seguridad segura y trata a todos con igualdad».
La primera dama ha dado su opinión sobre temas políticos controversiales a lo largo de su presidencia, pero nunca de forma tan pública como con el problema de los niños inmigrantes.
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En su primera visita a la frontera, su opción de vestimenta desconcertó a todos para que la frase escrita «Realmente no me importa, ¿a ti?» En la parte trasera de su chaqueta.
En su segunda visita, su vestimenta fue sutil, pero la señora Trump no expuso su punto de vista sobre la política inmigratoria de su esposo.
Eso no evitó que los críticos de la administración de Trump la atacaran. «¡Melania Trump es culpable, culpable, culpable!», Corearon los manifestantes de la primera dama, quien es de Eslovenia y llegó a Estados Unidos con una visa especial cuando era modelo.
