Siempre apoyado dificultosamente en una muleta y sin aspavientos frente a algún cobro cuestionable en la cancha, Óscar Washington Tabárez es un personaje de bajo perfil y respetado por su edad, su estatura intelectual y el protagonismo de Uruguay -la Selección que dirige técnicamente-, en la Copa del Mundo de Rusia. Su apodo de «Maestro» no le viene de la sapiencia refrendada largamente como entrenador, sino de su condición original de profesor en un país donde el magisterio y la enseñanza adquieren una connotación y reconocimiento fundamentales para el desarrollo de la sociedad.
Hace casi una semana, cuando el Mundial ya generaba adormecimiento mundial desde la TV, Tabárez hizo pública una carta muy especial: a diferencia de Edinson Cavani -el goleador egocéntrico que se escribió a sí mismo-, el «Maestro»difundió un profundo mensaje para referirse a un tema tan vigente en su tierra como en Chile y otras naciones latinoamericanos donde la educación representa más un asunto de mercado que un derecho de los ciudadanos.
«Queridos compatriotas, nos encontramos en un momento definitorio para el país, para nuestros jóvenes y nuestro futuro. En estos días vamos a jugar uno de los partidos más importantes. Es necesario el apoyo, el respaldo y la solidaridad de cada uno de los uruguayos», comienza la misiva.
«Si no conseguimos buenos resultados ahora, y no cumplimos con la expectativa y las esperanzas de miles y miles de uruguayos, vamos a tener que esperar años para poder revertir la situación. Este junio, no es un junio cualquiera. En este mes nos jugamos el futuro de nuestros jóvenes. Es la oportunidad para cumplir con lo prometido, y meter el gol más importante: darle a nuestros jóvenes mejores condiciones de estudio, poner a la educación pública en las mejores ligas de los ránking internacionales. Es el momento de cumplir con lo prometido y llegar al 6% del PBI para la Educación Pública», agrega Tabárez.
El técnico y docente subraya que «como Maestro sé el esfuerzo, dedicación y compromiso que cada docente realiza en las aulas, en esa cancha tan difícil de jugar. En esa cancha los rivales y las dificultades son enormes. La mala alimentación de los estudiantes, la falta de estímulos y motivación, la falta de materiales didácticos para trabajar, las dificultades de aprendizaje, la sobrepoblación, y ante todo la falta de reconocimiento de esta labor tan importante para construir una sociedad mejor».
«Por eso, el partido que debemos apoyar es el que se juegan los docentes y los estudiantes en la próxima rendición de cuentas. De nada sirve ser campeones del mundo si nuestros jóvenes no saben dónde queda Rusia, o porque en el seleccionado francés hay tantos jugadores nacidos en África o con padres africanos. De nada sirve ser campeones si a nuestros jóvenes no les transmitimos que lo que ellos hacen lo valoramos y creemos que tienen un futuro esperanzador. Tenemos la responsabilidad y la obligación de decirles a todos los jóvenes y niños del Uruguay que creemos en ellos y que vale la pena apostar por su futuro, y si es necesario hacer más esfuerzos para darle lo que ellos merecen lo vamos hacer», añade la carta.
Y Tabárez culmina el mensaje con un emplazamiento a sus compatriotas y legisladores: «El momento es ahora, entonemos el himno bien fuerte para decir «sabremos cumplir». Deben cumplir con lo prometido, 6% del PBI para la Educación Pública. Un fraternal y respetuoso saludo a todos los docentes de Uruguay. Óscar Washington Tabárez».
El 30 de enero de 2012, Tabárez fue premiado por la Unesco como «Campeón del Deporte» por sus aportes a la formación de valores a través del fútbol. Ni Pep, Mourinho ni Sampaoli. Simplemente, un maestro verdadero…