La guerra comercial entre China y Estados Unidos tiene ya sus primeras grandes consecuencias: la basura.
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En 2017 la mitad de los desechos reciclables de Estados Unidos fueron comprados por China, quienes los procesaron para reutilizar sus materiales.
Ahora estos desechos tienen un nuevo hogar que es vivir acumulados en las instalaciones de clasificación de basura estadounidenses.
Para deshacerse del problemas son las autoridades locales las que han tenido que asumir el costo del procesamiento de manera forzada, y el reciclaje está a punto de volverse un lujo para los norteamericanos.
La decisión de que el gigante asiático dejara de ser el “basurero” estadounidense también se vio afectada por fijar el nivel de contaminación admisible para los residuos de cartón y metal en un 0,5%.
Según el panorama de la llamada “guerra comercial” entre las dos potencias, la situación no tiene fecha de término. La posibilidad de que Pekín restablezca la importación de basura desde Estados Unidos resulta poco probable debido a las tensiones políticas latentes.