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Sumergi2: porque bajo el agua no existe discapacidad

Esta iniciativa es completamente gratuita para los alumnos y la fundación no sólo se preocupa de estar bajo el agua, también cuentan con una bolsa de trabajo y apoyo constante a todos los participantes.

A los seis años, la hija del capitán de Carabineros Luis Torres le dio una idea, sin saberlo, que revolucionaría la vida no sólo de la familia, sino que de muchos a su alrededor. Le dijo que si su tío tetrapléjico no podía caminar, entonces que le enseñaran a bucear, así nació la Fundación Sumergi2, de la mente de una niña que no conocía límites y del corazón de su papá, que quería ayudar a un buen amigo a moverse de forma diferente. Jefe de buceo del Laboratorio de Criminalística de Carabineros, LABOCAR, ha nadado hasta en la Antártica, incluso tiene un récord mundial de buceo extremo en altura. Las palabras de su hija tenían sentido para él y para su mejor amigo, colegas desde la infancia y hasta en la profesión. Luego de un accidente en auto que lo dejó en silla de ruedas, supo que tenía que ayudarlo de alguna forma, y qué mejor que con su gran amor, el buceo. Le propuso que entraran al agua y aceptó de inmediato, era una nueva aventura.

“Uno se da cuenta que lo que a veces es una norma, nosotros la podemos romper ¿Y cómo se rompe? Poniendo cariño, poniendo corazón, poniendo ganas”, comenta Luis Torres, director de la fundación Sumergi2.

Bajo el agua somos todos iguales” es el slogan de la Sumergi2, que recibe todo tipo de personas en situación de discapacidad o con enfermedades que no podrían estar en otro curso de buceo. La idea es ser 100% inclusivos. Y, aunque el buceo adaptado no es considerado una terapia como tal, es una herramienta que se amolda a las capacidades de cada uno de los alumnos, permitiendo un desarrollo de habilidades motrices y psicológicas. Esto debido a los bajos riesgos de la actividad y la alta permisividad de movimiento.

El equipo está compuesto por buzos profesionales, fotógrafos, médicos, kinesiólogos y diversos colaboradores, ya que la inscripción de voluntarios está permanentemente abierta y el único requisito para poder ingresar a la fundación es querer dar y recibir amor.

“Para nosotros la inclusión significa que todos podemos ser iguales, aunque te falte algo, aunque no puedas mover algo, bajo el agua siempre existe la posibilidad de ser igual” comenta Carolaine Galaz, relacionadora pública de la fundación.

Esta iniciativa es completamente gratuita para los alumnos y la fundación no sólo se preocupa de estar bajo el agua, también cuentan con una bolsa de trabajo y apoyo constante a todos los participantes.

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