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Ojo en la Atención Primaria: Un tercio de los pacientes con depresión mayor podría estar recibiendo una cura peor que la enfermedad

Expertos dicen que muchas veces no se diferencia entre la depresión convencional y la mixta . Si se trata esta última con antidepresivos, el cuadro se agrava e incluso puede gatillar el suicidio.

La sanidad mental es un problema que retuerce a Chile. A las múltiples causan que aquejan al, por estos días, mayor problema de salud pública del país, hoy se le agrega una arista más: cerca de un tercio de los pacientes con depresión podrían no estar recibiendo el tratamiento adecuado en la Atención Primaria. Y lo que es peor: la «cura» funcionaría como un amplificador de la enfermedad.

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Eso estaría afectando a quienes padecen de depresión mixta ¿La razón? este cuadro es muchas veces tratado de la misma forma que la depresión tradicional. El problema, sin embargo, es que suministrar antidepresivos a estas personas no solo potencian su enfermedad, sino que les pavimenta el camino al suicidio.

El psiquiatra y académico de la Universidad de Chile, Paul Vöhringer, es quien pone la alerta. A pesar de que Chile no cuenta con un catastro del número de personas que lo padecen , el experto señala que estudios internacionales dan cuenta de que estos cuadros mixtos implican el 30% de los episodios depresivos. Por lo tanto, un tercio de los pacientes con cuadros mayores que llegan a la Atención Primaria podrían estar siendo tratados con criterios estándar que no se ajustan a su patología.

Diferencia crucial

«Es súper importante hacer la diferencia entre una y otra», afirma Vöhringer, quien participó de un estudio internacional que en marzo validó y perfeccionó los criterios de evaluación de la depresión mixta. En la investigación, por cierto, se usó a pacientes extranjeros y chilenos, por lo que los resultados son proyectables en nuestro país.

Según explica el experto, la depresión tradicional da cuenta de un deterioro del ánimo, las energías y una lentitud motora y de pensamiento. Ese paciente aletargado, en cambio, dicta del inquieto y explosivo que provoca la depresión mixta.

«También es llamada como ‘depresión agitada’. A ellos también les baja el ánimo y sienten menos energía, pero con la diferencia que presentan mucha mayor irritabilidad, harta angustia, una gran tensión interna y muscular y conviven con muchas ideas dentro de la cabeza al mismo tiempo, la mayoría negativas. Están inquietos y son mecha corta, como se dice», aclara el psiquiatra.

«El problema es que si no hace esa diferenciación, lo más probable es que solo vean a una persona depresiva. En estos casos con el antidepresivo te puedes poner más irritable, más angustiado, y en el fondo empeoras. Por eso es un problema de salud pública, porque en el GES no se hace ninguna distinción de si los pacientes son o no mixtos», enfatiza el experto.

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A eso se suma que estudios dan cuenta de que varios de los suicidios por esta enfermedad son producto del tratamiento con antidepresivos. Es más, si se compara a estos pacientes y las personas con depresión tradicional, los primeros se suicidan 2,5 veces más.

Cuestión de sistema

Diagnosticar una depresión mixta en 30 minutos de consulta particular, dice Vöhringer, es muy difícil. Pero hacerlo en el tiempo que tienen sus colegas de la Atención Primaria, agrega, es «casi imposible». Mismo diagnóstico tiene la Sociedad Chilena de la Salud Mental. Bernardo Barra, su vicepresidente, dice que «muy importante darle relevancia a esta enfermedad».

«En la Atención Primaria, la depresión mixta es diagnosticada por los médicos generales, no los psiquiatras. Efectivamente es un  problema de sistema, si a uno como experto en estos temas le cuesta, en las condiciones de estos colegas es irrealizable», añade Barra. «Esto no es una crítica a la capacidad de los colegas, sino que del sistema de atención. Ellos tienen siete minutos para saludar, preguntar, diagnosticar y recetar. Atienden entre 40 y 60 pacientes al día. Son condiciones pésimas», complementa Vöhringer.

Por lo mismo, la Sociedad Chilena de la Salud Mental pide que se tomen cartas en el asunto. Primero, que se entregue un mayor entrenamiento a los médicos generales sobre salud mental. Pero eso, dicen, sería apenas una medida de maquillaje si no se trata el problema de fondo: que los profesionales cuenten con más tiempo para atender consultas mentales en la salud pública. «En el mejor de los casos, 15 minutos sería insuficiente. El sistema de salud está muy al debe con la salud mental», enfatiza Barra.

El tratamiento

El tratamiento idóneo para la depresión mixta, coinciden ambos psiquiatras, es recetar estabilizadores del ánimo o antipsicóticos atípicos, como la quetiapina. «Por nombre ya es complicado. A la gente le hablas de antipsicóticos y se asusta, pero está demostrado que es el tratamiento con mejores resultados. En la depresión necesitas la cuarta parte de la dosis para la psicosis. Es importante saber que este cuadro clínico es probablemente el que tiene mayor riesgo social por la tasa de suicidios», cierra el académico de la Universidad de Chile.

 

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