Científicos de la Universidad de Washington (EE.UU.) han descubierto el mecanismo molecular que explica la relación entre un estrés prolongado con los trastornos depresivos.
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La investigación, que fue publicada en la revista Nature, muestra como la secreción del neurotransmisor CRH (hormona liberadora de corticotropina), se relaciona con esta conexión. Esta molécula provoca la liberación de dopamina, comúnmente asociada con el sistema cerebral del placer.
Pero, tal y como señala a SINC Paul Phillips, autor principal del estudio, «tras el estrés prolongado, esta función reguladora de la CRH se pierde, y no se libera más dopamina, lo que puede conducir a la depresión. La función no vuelve a recuperarse en meses».
Análisis cotidiano
Al estar muy endeudados, tener un trabajo agotador, sufrir acoso laboral o tener un familiar cercano con alguna enfermedad grave, es muy probable sentir alguna especie de “amenaza”.
Es precisamente ésa una de las características principales del estrés. “Se trata de una respuesta adaptativa del organismo frente a situaciones que generan angustia, tensión, o malestar”, explica el psiquiatra de Vidaintegra, Reinaldo Bustos.
Sin embargo, también existen estresores crónicos que se prolongan en el tiempo y que generan distintas reacciones, como la ansiedad, la que se manifiesta como opresión en el pecho y sensación de falta de control o agobio.
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“Frente a estas circunstancias, las personas tienden a comer más, empiezan a fumar –los que ya fuman, aumentan el consumo-, padecen de insomnio, no descansan, y así se va creando un círculo vicioso”, explica el especialista.
A estar atentos
El estrés puede aparecer ante distintas situaciones, como un pensamiento o escenario que nos genera frustración o ansiedad. El estrés crónico puede producir caída del cabello, problemas en la piel, sudoración en las manos e incluso depresión. A su vez, este trastorno mental implica cambios a nivel anímico, de humor y cognitivo.
Las conductas depresivas se identifican por la falta de interés, tristeza, desgano, incapacidad para experimentar alegría o placer, sentimientos de culpa, de humillación y menoscabo.
“Un caso severo puede llegar a tener características de tipo psicóticas, perdiendo el sentido de la realidad, pudiendo llevar a la persona a conductas autodestructivas y tendencias suicidas. La depresión compromete las mismas áreas cerebrales que el estrés”, explica el psiquiatra.
Existe una relación bidireccional entre ambas patologías, las cuales “deben ser tratadas rigurosamente por un médico especialista, ya que las dos tienen una respuesta terapéutica adecuada cuando se utilizan los medicamentos correctos, en las dosis correspondientes para cada paciente”, enfatiza el Dr. Bustos, agregando la importancia de un diagnóstico oportuno.
¿Cuándo consultar con un especialista?
Generalmente las personas consultan cuando ya se encuentran en una situación relativamente crítica. “Existe una acumulación de elementos que impide mantener el control de todas las situaciones de la vida cotidiana: trabajo, familia, afectos. La persona debe acudir a un especialista cuando se siente desbordada, cuando hay compromiso funcional, es decir, ya no rinde en el trabajo, universidad o colegio”, asevera el psiquiatra.
En el caso de los adolescentes y niños, los principales síntomas son irritabilidad, desconcentración, poco ánimo y entusiasmo, desconexión, cambios conductuales, conflictos en el colegio, entre otros. En la actualidad, el estrés y la depresión se observan en niños cada vez más pequeños, incluso desde los seis o siete años de edad.
Para prevenir estos complejos estados, se recomienda caminar al aire libre, hacer deporte, escuchar música, entretenerse, conversar con amigos, en definitiva, darse tiempo para disfrutar.