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El cambio climático está haciendo mella en la ciudad de Viena, en la que cada verano sus temperaturas aumentan 0,2ºC y se están alcanzando los 30 grados centígrados. Estas subidas de temperatura está produciendo malestar entre los usuarios del metro de la ciudad. Debido al calor, los usuarios del metro de Viena se ven afectados por el mal olor que se produce en este transporte.
El olor, según los usuarios, es producido por la cantidad de comida que se consume en los vagones y por el sudor corporal de la gente. «Me incomoda mucho el olor de ciertos alimentos, pero creo que el problema real es el sudor de la gente», admite Susanna, una pasajera habitual. Por ello, la empresa de transportes, Wiener Linier, ha repartido 14.000 desodorantes entre los pasajeros y además estudia la prohibición de ciertos alimentos, como pizza o kebab, en los vagones.
Jetzt seid ihr gefragt: Welches Essen soll ab September in der U6 tabu sein? Oder wollt ihr ein generelles Essverbot? Stimmt ab auf https://t.co/M5rcnSuVP0! pic.twitter.com/PhwIkm6yH0
— Wiener Linien (@wienerlinien) July 25, 2018
Según una encuesta realizada por la emisora pública ORF, un 77% de los pasajeros está a favor de prohibir las comidas en el metro, algo ya en vigor en otras ciudades del mundo, como Berlín, Singapur o Hong Kong.
Alles neu macht nicht der Mai, sondern der Juli. Entlang der U6 haben wir 14.000 Deos verteilt. Habt ihr die frische Brise heute schon bemerkt?? 😉 pic.twitter.com/lf70H22jJr
— Wiener Linien (@wienerlinien) July 17, 2018
El plan es, de momento, probar la medida únicamente en la línea U6, la más antigua de Viena, que recorre en su mayor parte tramos descubiertos, por lo que los vagones se calientan más, situación agravada en los trenes que no tienen aire acondicionado, cerca de un tercio del total.
En medio del bochorno que vive Austria este verano, se han llegado a registrar 35 grados centígrados en esos convoyes.