- Gerente general de Ruvix – @stricio
Los excesos nunca son buenos, bien lo sabe cualquier persona que haya tomado unas copas de más en una fiesta y al otro día paga las consecuencias. En el ámbito económico pasa exactamente lo mismo y tras la fiesta de gasto que nos hemos dado en los últimos años, hemos sufrido las consecuencias como la rebaja en nuestra clasificación de riesgo.
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Que el inicio de la fiesta comenzó el 2010, el 2012 o el 2014 da lo mismo, lo importante es que las demandas sociales como educación gratuita para todos o una reforma tributaria que no logró recaudar lo que se esperaba impactó a nuestras arcas fiscales, perjudicando nuestra solidez y, por ende, nuestra nota crediticia.
Siguiendo con la misma analogía, implica que hicimos una fiesta más costosa de lo que podíamos pagar, con más trago y comida de la razonable.
Siguiendo con la misma analogía, implica que hicimos una fiesta más costosa de lo que podíamos pagar, con más trago y comida de la razonable
Para comprender que representa la clasificación de riesgo de un país, pensemos que existe a nivel global una especie de Dicom, al que pueden acceder los inversionistas y les permite distinguir entre buenos y malos pagadores. Esta clasificación la realizan las clasificadoras de riesgo, entre ellas Standard & Poors y Fitch que ya nos habían rebajado de clasificación el año pasado y ahora lo ha hecho Moody’s.
Sin embargo, esta última rebaja en la clasificación de riesgo ha llegado un poco tarde, ya que lo único que hace es igualar las anteriores realizadas por las otras clasificadoras.
¿Qué significa esto en términos simples? Que de ser un alumno con promedio 6.0, bajamos a un promedio 5.7, quedando de todas formas en una condición similar a algunos países desarrollados como Japón, Israel o Irlanda.
En consecuencia, el que tengamos una peor nota, nos debería afectar al momento de solicitar nueva deuda, aumentar el costo financiero de la misma y luego, si al país le rebajan su nota, esa decisión se suele extrapolar a las empresas y posteriormente a las personas, pero de una manera prácticamente imperceptible.
Lo importante de ahora en adelante es que el país y, en estricto rigor, el Gobierno logre ordenar las cuentas fiscales, sea más austero y demuestre a lo largo del tiempo que ha vuelto a ser responsable.
Es muy probable que recuperar el estatus anterior va a demorar un tiempo prolongado, por lo tanto, la principal tarea es recuperar la inversión y el crecimiento económico, que permitirá financiar nuevas fiestas, pero con la experiencia pasada de no pasarnos de copas o volveremos a tener una gran resaca.
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