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¿Cambiamos la oficina por las pantuflas?: Gobierno presentó el proyecto para regular el trabajo a distancia

El empleado podrá llegar a un acuerdo con la empresa para convertirse en un “teletrabajador”. Los más favorecidos serán rubros como la informática, programación y las telecomunicaciones.

El teletrabajo lentamente comienza a tomar forma en Chile. Esto porque el Presidente Sebastián Piñera, junto a Cecilia Morel y el Ministro del Trabajo Nicolás Monckeberg, anunciaron esta mañana que el proyecto del trabajo a distancia ingresará al Congreso.

¿Será acusada de precarizar el mercado laboral tal como ocurrió con el Estatuto Laboral para Jóvenes?

El mandatario salió de inmediato a despejar dudas. «(El proyecto) no significa precarización del mercado laboral, significa modernizar y respetar mejor las necesidades de los trabajadores (…) La meta del Gobierno no se agota en la sola creación de nuevos espacios de trabajo, sino que añade una exigencia adicional: crear empleos de calidad y que contribuyan al bienestar de las personas», dijo.

Según la última encuesta nacional de empleo del INE (mayo de 2018), solo el 1,08% de la fuerza laboral chilena, algo así como  52.440 personas, trabaja desde su propia casa o instalaciones.

Lo cierto es que el proyecto, si bien busca regular la situación de los teletrabajadores informales, apunta principalmente a aquellas personas que, por distintos motivos, están imposibilitados de trabajar en un lugar específico pero sí podrían en el hipotético caso de hacerlo desde su hogar.

Desde la cartera de Trabajo calculan que serían unas 150 mil personas que teletrabajarían en el país en los próximos años. La cifra alcanzaría el millón de aquí a ocho años.

Al detalle

En concreto, poder ser un teletrabajador dependerá de la naturaleza del rubro. Cae de cajón, eso sí, para trabajadores en redes, programadores y profesionales de las comunicaciones. ¿Quién decide si el empleo es presencial o a distancia? Se especuló que esa decisión siempre sería iniciativa del trabajador, pero la minuta sobre el proyecto reveló que dependerá de ambas partes. Es decir: el empleador te podría solicitar cambiar la oficina por tu living, aunque jamás obligarte.

«Contrato de trabajo a distancia» será la figura contractual formal. Eso implica que los trabajadores podrán escoger si estar excluidos de la limitación de jornada de trabajo o no. De pactarse con el empleador, se podrá llegar a acuerdo por el límite de la jornada. Eso no quita que se llevará un sistema de registro para el cumplimiento del trabajo, ya sea en base a resultados, metas o cantidad de producción.

Se especuló, además, que el equipamiento en el hogar, ya sea internet o insumos tecnológicos, corría por cuenta de la empresa. Pero eso no es tan así, ya que el proyecto apela a la voluntariedad. «Las partes deberán acordar en el contrato de trabajo qué gastos, costos de operación, mantenimiento y reparación solventará el empleador, como por ejemplo, gastos de luz, internet, etc», dice el documento. Eso sí, especifica que estos ítems, de ser solventados por las empresas, no podrán ser descontados en la remuneración.

Además, se señala que «la propiedad de las máquinas o medios tecnológicos se decidirá por acuerdo de las partes. Es una de las menciones mínimas del contrato de trabajo a distancia».

Por otra parte, si alguien escoge la modalidad de distancia, eso no implica que el empleador pueda desligarse de las condiciones de trabajo del empleado. Al respecto, el informe señala que «el empleador deberá comunicar al trabajador las condiciones de higiene y seguridad que el puesto de trabajo debe cumplir y verificará su cumplimiento, pudiendo realizar una inspección presencial del mismo, previo consentimiento del trabajador», se lee.

Arrepentimiento

A la espera de cómo resulte para quienes se atrevan a hacer el cambio, el proyecto contempla un punto de retorno. Si el empleado, ya contratado, se pasa al teletrabajo, tanto él como la empresa tienen 3 meses para echar pie atrás. En el caso de que una persona comience su relación con la empresa como teletrabajador, que pueda convertirse en un empleado presencial dependerá exclusivamente de la empresa.

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