En el desierto del estado de Nuevo México, en Estados Unidos, la policía encontró a grupo de 11 niños de entre 1 y 15 años, viviendo en condiciones deplorables junto a 5 adultos. «Encontramos a los niños en las condiciones de vida y de pobreza más tristes que he visto», comentó un oficial.
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En el campamento se encontró que los dos hombres del grupo tenían un rifle AR-15, cinco cargadores de 30 cartuchos y cuatro pistolas cargadas, además de otras municiones. El sheriff del condado de Taos, Jerry Hogrefe describió el escondite como «un pequeño remolque de viaje enterrado en el suelo, cubierto de plástico, sin agua, tuberías ni electricidad. La única comida que vimos fueron unas pocas patatas y una caja de arroz en el tráiler».
Uno de los hombres detenidos habría estado entrenando y adoctrinando a los niños para realizar tiroteos en escuelas estadounidenses. Se cree que las tres mujeres adultas del grupo podrían ser las madres de los 11 niños. Fueron detenidas para interrogarlas, pero luego fueron puestas en libertad. Los dos hombres siguieron en prisión preventiva por ser un peligro para la sociedad.
Un niño desaparecido
La investigación que llevó a la policía al campamento donde se vulneraron los derechos de los menores comenzó el año pasado. En diciembre una mujer denunció en el estado de Georgia a Siraj Wahhal, padre de su hijo de 3 años, Abdul. La mujer explicó que el hombre habría llevado al pequeño a un parque, pero que nunca regresó.
Wahhaj es uno de los adultos que mantenía encerrados a los niños en Nuevo México, entre los que no figura el bebé desaparecido. Después de los arrestos y rescate de los menores secuestrados, la madre de Abdul declaró que su hijo sufría de convulsiones y retrasos cognitivos, por lo que requería de cuidados constantes. La mujer explicó que Wahhaj creía que la salud de su hijo se debía a una posesión demoníaca, y que lo sometería a un exorcismo. Fue entonces cuando no supo más de él.
Cerca del campamento de secuestro, se encontró el cuerpo sin vida de un menor de aproximadamente 4 años. La policía maneja la posibilidad de que se trate del pequeño Abdul, aunque aún no se ha recibido la confirmación forense.
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