El 11 de agosto la NASA tiene programado el despegue de un cohete desde Cabo Cañaveral, en Florida, Estados Unidos. La misión enviará a la sonda solar Parker en un viaje que permitirá estudiar nuestra estrella desde más cerca que nunca. Atravesará la atmósfera para llegar a los 6 millones de kilómetros de la superficie del sol.
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La sonda de la NASA tiene el tamaño de un automóvil pequeño, y podrá acercarse al sol siete veces más que en la misión anterior. Su acercamiento será gradual. Pasará siete veces al lado de Venus en siete años. Cada paso que dé será un impulso gravitacional que alterará su órbita, para aproximarse gradualmente a la corona solar, la atmósfera exterior del astro rey, que está a 1.370 grados Celsius.
Así se pretende determinar por qué la corona es cientos de veces más caliente que la superficie del sol. Otro misterio que los científicos esperan descifrar, es qué impulsa el viento solar, un chorro supersónico incesante de particular cargadas que se dispersan desde la corona hacia el espacio, en todas direcciones.
«Ya hay misiones que estudian el viento solar, pero también vamos a llegar al lugar donde nace», dijo Nicola Fox, científica experta del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins.
Los científicos esperan que la misión, que tiene un costo de 1.500 millones de dólares, no solo revele datos sobre el sol, sino también sobre las miles de millones de estrellas amarillas y otros tipos en la galaxia.
El sol nos da la vida, pero también puede perturbar las trayectorias de las naves espaciales, así como las comunicaciones y la electrónica en la Tierra. «Aquí es donde vivimos», dijo el astrofísico de la NASA Alex Young. «Tenemos que comprender y caracterizar este lugar por donde viajamos».
Parker Solar Probe
Es la primera nave espacial de la NASA que lleva el nombre de una persona viva. Eugene Parker, de 91 años, es el profesor emérito de la Universidad de Chicago que pronosticó la existencia del viento solar hace 60 años. Este sábado tendrá acceso al lanzamiento en Cabo Cañaveral.
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El escudo térmico de 2,4 metros de diámetro y 11 centímetros de grosor mantendrá casi todo el equipo a la sombra y a temperatura ambiente, lo que le permitirá rozar los bordes de la corona del sol sin que el instrumento científico sufra siquiera una ampolla.
En su mayor aproximación la nave alcanzará los 690.000 km / h (430.000 mph), una velocidad que permita llegar de México a Beijing en menos de un minuto