Las 90 horas de Mauricio Rojas como ministro de las Culturas terminaron con una renuncia prematura, una nueva ministra en La Moneda y el debate levantado por políticos de Chile Vamos quienes sostuvieron que el Museo de la Memoria esta cargado de un “sesgo político”, tal como aseguró Mario Desbordes, presidente de RN. Misma opinión expreso la jefa de la UDI Jacqueline Van Rysselberghe, quien además propuso que el museo también debiese incluir “el camino que condujo a que esto (el golpe militar) se produjera”.
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La idea del “museo de contexto” es criticada por académicos y miembros de organizaciones de derechos humanos, quienes aseguran que la crítica levantada por los representante de los partidos de Gobierno está “fuera de contexto” y que la misión del museo no es abordar las causas previas que provocaron la violación a los derechos humanos en Chile.
Claudio Nash, coordinador de la cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Chile, asegura que este tipo de museos no deben ser contextualizados ya que con esto “se abre las puertas para justificar los crímenes de lesa humanidad”. El académico explica que en los museos de este tipo de América Latina y Europa “no se busca plantear un contexto, pero sí explicar cuándo ocurrieron los hechos y quienes los cometieron” .
Buenos Aires, Lima, Bogotá o Montevideo, son algunas de las ciudades de Latinoamérica que tienen museos para recordar la violencia ejercida por el Estado sobre la población.
Ana Piquer, directora ejecutiva de Amnistía Internacional-Chile, asegura que la visión de la organización es que los Derechos Humanos “no tienen justificación, no existe contexto, ni color político”. Piquer explica que estos espacios están hechos para recordad a las víctimas y que es “parte de las obligaciones del Estado” mantener esa memoria viva.
En Villa Grimaldi, otro de los espacios de memoria del país, 241 personas fueron ejecutadas o hechas desaparecer. Cristian Castillo, vicepresidente de la Corporación de la Paz del parque, cree que el sector de la derecha que levanta estos debates se debe a que «no tienen ningún argumento que les permita construir una historia de violación de los derechos humanos, no tienen historia de torturas, de asesinatos , que les permita construir un espacio de memoria».