La candidatura del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva para los próximos comicios presidenciales de octubre ya es una realidad. Al menos en lo que consta en el libro del Tribunal Electoral de Brasil, el Partido de los Trabajadores (PT) hoy cumplió con la formalidad y anotó su nombre como candidato.
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No importó que el ex mandatario esté tras las rejas desde abril y que, de paso, eso lo imposibilite legalmente para afrontar una carrera presidencial, ya que miles de personas marcharon durante seis kilómetros en Brasilia hasta el edificio del Tribunal como acto simbólico para inscribir el nombre de la figura más fuerte de la izquierda brasileña en el proceso.
La prensa de aquel país cifra en decenas de miles los que marcharon en apoyo popular a la figura encarcelada por recepción pasiva de sobornos. El trámite de inscripción cerraba hoy, y bastaba con una simple inscripción vía web en la página del tribunal electoral para hacer efectiva la voz del PT, sin embargo, optaron por hacer una demostración de fuerza.
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Eso sí, la carrera de Lula hacia las urnas es la que menos lo complica, ya que los sondeos lo ubican como la carta favorita para el triunfo en octubre con más del 30% de las intenciones de voto. El problema real es contra el tiempo: el tribunal, apegándose a que la ley le impide a Lula ser candidato mientras cumpla una condena efectiva, tiene hasta el 17 de septiembre para vetar su participación.
Esa es precisamente la fecha límite de Lula, que debe apelar a la presión popular para acelerar su excarcelación. Por lo pronto, las señales no son buenas: el juez Sergio Moro, quien lleva su causa, pospuso la audiencia que tendría con el ex madatario el 11 de septiembre, y la reagendó para el 14 de noviembre. El magistrado dijo que lo había hecho para «evitar la explotación electoral de los interrogatorios, sea cual sea la perspectiva».
Si la cosa se pone cuesta arriba para el líder del PT, varios en Brasil asumen que cederá su puesto en la candidatura a Fernando Haddad, ex alcalde de Sao Paulo que se vislumbra como la única carta posible para competir al nivel de Lula y doblegar a Jair Bolsonaro, la carta presidencial de la derecha y quien posee el segundo lugar en las intenciones de voto.
«No es un acto de desobediencia a la Justicia, es un acto de obediencia al pueblo y a la Constitución», señaló Haddad sobre la inscripción de Lula.