Tres chilenos murieron en el derrumbe de un puente en Génova, Italia, que hasta el momento ha dejado un total de 39 fallecidos y 15 heridos. Los decesos de los connacionales fueron confirmadas por la Cancillería chilena.
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Se trata de Juan Carlos Pastenes, su esposa Nora Rivera y Juan Rubén Figueroa Carrasco, un quillotano de 68 años amigo del matrimonio, de quien se tiene más antecedentes hasta ahora. Los tres viajaban en el mismo vehículo al momento del colapso de la estructura construida en los años 60.
Una de las sobrinas del matrimonio, Sandra Pastenes, declaró a radio Cooperativa que “mi primo reconoció los cuerpos, el hijo mayor de ellos. Lo que pasa es que ellos pasaron a la casa de mi primo antes de irlo a dejar a él (Juan Figueroa), él no vivía ahí en Génova».
Según Cooperativa, los familiares en Chile alistan viaje a Génova, aunque dicen que lo más probable es que los cuerpos se sepulten en tierras italianas, donde el matrimonio vivía hace más de 40 años.
Por su parte, el diario El Observador de Quiollota informó que Figueroa Carrasco constantemente iba y venía entre Chile e Italia, pues tiene hijas viviendo en la misma población O’Higgins de la misma ciudad.
El medio también consigna que el cuerpo del quillotano ya fue reconocido por su hermano, Miguel, que también vive en Italia.
El puente Morandi
El derrumbe de un tramo de 80 metros del puente Morandi hizo que docenas de autos y tres camiones pesados cayeran al vacío desde una altura de 45 metros mientras muchas familias se echaban a la carretera para el popular Ferragosto, como se conoce en Italia al feriado del 15 de agosto. El incidente se produjo en medio de una violenta tormenta.
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Además de emplear maquinaria pesada, los rescatistas treparon sobre las losas de concreto con perros rastreadores para buscar más sobrevivientes o cadáveres en unas labores que extendieron durante la noche y continuaban el miércoles. Hasta la zona se desplazaron 1.000 efectivos, apuntó Borrelli.
Los investigadores trabajaban para determinar qué pudo causar el derrumbe del tramo elevado de la autopista de la ciudad portuaria, mientras los políticos intentaban hallar a quién culpar por la tragedia.
El puente, que databa de 1967, pertenece al grupo italiano Atlantia, que tiene intereses en Brasil, Chile y España y que gestiona más de 5.000 km de autopistas, sobre todo en Italia, donde se encarga del 51% de la red del país.
Su arquitectura fue considerada entonces un elemento innovador por el uso de concreto en torno a sus cables, pero necesitaba mejoras, especialmente porque soportaba más tránsito del previsto por sus arquitectos.
Un experto en esta infraestructura, Antonio Brencich, de la Universidad de Génova, dijo en el pasado que la obra era «un fracaso de la ingeniería”.
Expertos en ingeniería destacaron que la corrosión y el clima podrían haber tenido que ver en el colapso del puente de 51 años.