La empresa norteamericana Uber, acostumbrada a remar a contracorriente en materia legal en el suelo que se instale, ahora también debe convivir con sus desajustes financieros. Y esta vez el daño se lo habría inflingido ella misma, ya que su apuesta por mandar autos sin chofer a las calles les pasó la cuenta.
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Si bien la firma aumentó su volumen neto de negocio un 51% en su segundo trimestre, llegando a los 2.700 millones de dólares, el neto de las pérdidas crecieron a una cuota alarmante, pasando de 577 millones a 659 millones de dólares.
Gran parte del tropiezo financiero, según reveló el portal norteamericano The Information, es por la apuesta que Uber hizo por su auto autónomo. En los últimos 18 meses, la firma gastó entre 125 y 200 millones de dólares por conceptos de investigación.
Su prototipo, de hecho, fue responsable de atropellar y matar en marzo a una peatón en Arizona. De ahí en más, y pese a que se retomaron las pruebas del vehículos, varios inversionistas de Uber habrían recomendado a la empresa a desprenderse del proyecto, según explica el medio.