La crianza de cerdo ha estado creciendo en España, donde estos animales ya ocupan 84 millones cúbicos que contaminan los acuíferos y la atmósfera. Si las cifras no son suficientes, hay que destacar que la ganadería es el cuarto emisor de gases de efecto invernadero, con 23,48 millones de toneladas de CO2 al año.
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El motivo del alza de cerdos es el aumento de las macrogranjas de crianza. Con una alta demanda de esta carne por parte de China, instituciones como la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha declaró al sector porcino como estratégico, y subvenciona con hasta 100.000 euros la construcción de nuevas granjas.
En total, España produjo 4.298.892 millones de toneladas de carne de cerdo en 2017. Según el gobierno, los españoles consumen una media de 21 kg de carne de cerdo al año, lo que equivale a menos de una tonelada. El resto de la producción es exportada, produciendo un gran impacto ambiental en ese país.
Solo en términos de agua, los 50 millones de cerdos tienen una demanda de en torno a 15 litros diarios para alimentación y limpieza, casi 180 hectómetros cúbicos de agua anuales. Eso corresponde al consumo urbano conjunto de tres ciudades como Sevilla, Zaragoza y Alicante, según informa el diario Público.
La situación fue reconocida por el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) desde el año 2002. Con 4 millones de toneladas anuales, España ya es el cuarto productor mundial de carne de cerdo y el tercero en número de cría de animales.
Daños colaterales de los cerdos
El ministerio español reconoció que el sector porcino “es el responsable, aproximadamente, del 27% de las emisiones totales de amoniaco a la atmósfera en España”, por lo que la cartera de Transición Ecológica publicó un texto de la normativa de ordenación sectorial, que servirá de marco para establecer las medidas apropiadas para reducir las emisiones producidas por la ganadería.
Pero los peligros de las macrogranjas no solamente afectan al medioambiente, sino que también a la propia gestión de las vidas de animales. Recientemente, varias de estas empresas han sido acusadas en España de maltratar a los cerdos y mantenerlos en condiciones de vida inadecuadas.
Además el modelo industrial también perjudica a la ganadería tradicional y a pequeña escala, afectando la economía local. Así lo denuncia la Plataforma Stop Ganadería Industrial que coordina diversas asociaciones vecinales de toda España para frenar el avance las macrogranjas.