En 2015 Alemania dio asilo a cientos de refugiados de la guerra en Medio Oriente. Tres años después, una joven yazidí que había sido vendida como esclava sexual por el Estado Islámico, fue encarada por uno de sus captores, que también figura como refugiado legal del conflicto. La mujer ya tiene 19 años y volvió a Irak, donde captó en video su testimonio.
En 2014 los yihadistas lanzaron su ofensiva contra Siria e Irak. Ashwaq Ta’lo tenía 15 años cuando los militantes del Estado Islámico llegaron a su pueblo, Khanasore, en la región de Sinjar. Ella y su familia, yazidíes, fueron capturados.
Infobae relata que Ashwaq fue separada de sus seres queridos y llevada a Mosul, que entonces era la capital del califato, y donde funcionaba un mercado de esclavas sexuales. Ahí la compró Abu Humam. El hombre se la llevó a su casa y la violó durante tres meses.
Pero la adolescente estaba decidida a escapar. Logró contactarse con su hermano, que estaba refugiado en el monte Sinjar. Él le consiguió pastillas para dormir. Una noche Humam invitó a otros tres yihadistas a su casa, y los hombres llevaron a sus propias esclavas yizidíes.
Ashwaq puso las pastillas en la comida y bebidas de los secuestradores, y esperó a que se durmieran. Las cuatro niñas secuestradas escaparon y caminaron 14 horas durante la noche hasta el refugio del monte Sinjar.
El yazidismo es una religión monoteísta pre islámica. Veneran a Melek Taus, el ángel del pavo real, y sus adeptos son una minoría perseguida por el Estado Islámico, que los considera adoradores del diablo. Ese es el argumento del Estado Islámico para atacar a la población yazidí, que está diseminada en varios países de Medio Oriente.
Infobae afirma que se cree que al menos 2.000 yazidíes fueron asesinados, hasta 10.000 mujeres fueron forzadas a convertir al Islam y convertidas en esclavas sexuales, y cerca de 50.000 se habrían convertido en refugiados.
Refugiada perseguida
Después de 10 meses en manos del Estado Islámico, Ashwaq fue aceptada como refugiada en Alemania. Infobae relata que la joven agradece el apoyo de los trabajadores sociales y vecinos que la recibieron, pero que tuvo que huir de ahí y no piensa volver.
En 2016 Ashwaq creyó ver a Abu Humam en las calles, pero no creyó que fuera posible que él estuviera ahí. Pasaron dos años y la escena se repitió en la ciudad de Schwäbisch Gmünd, pero esta vez el yihadista la encaró.
Aterrada, Ashwaq huyó de Alemania y volvió a Irak, donde su vida corre peligro porque ahí también viven familiares de Humam. La joven grabó un video donde cuenta que en el segundo encuentro con su secuestrador, él le dijo que sabía quién era, que sabía desde cuándo vivía en Alemania y con quien vivía.
Ashwaq fue a la policía acompañada de su hermano, pero les dijeron que no tenían argumentos para arrestarlo. Ahí también se enteraron que Abu Humam era otro refugiado legal en Alemania, según reporta Infobae.
El portal de noticias también detalla que la Oficina de Investigación Criminal del Estado de Baden-Württemberg anunció en su cuenta de Twitter que había tomado el caso en marzo de 2018, un mes después del encuentro entre Ashwaq y Abu Humam, pero que no había podido avanzar ya que la joven abandonó el país y no se hizo disponible para consultas.
Según el testimonio audiovisual de Ashwaq, su caso no es el único. Asegura que otras mujeres yazidíes que habían sido esclavizadas por el Estado Islámico, y se habían refugiado en Alemania, han sido confrontadas ahí por sus captores.