La chica de 19 años que se ganó el amor de su pueblo por hacer realidad uno de sus sueños, convertirse en integrante de la familia real siendo una de ellos. Esa es la historia de amor entre Diana de Gales y el pueblo británico, cuya devoción por la fallecida princesa quedó plasmada en cada acto público.
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El carisma de Diana siempre fue envidiado por su esposo Carlos, el heredero de la corona que hacía esfuerzos para ganarse la simpatía de los británicos Las demostraciones de afecto hacia la princesa todavía existen y su imagen es aprovechada hasta en muñecas.
Su funeral fue una prueba de esa conexión entre ella y los ingleses: un millón de personas la despidieron en Londres. Pero el mundo entero también la amaba, más de 2 mil millones de personas siguieron por televisión el evento. En vida, ella era la reina de corazones y te dejamos cinco imágenes que lo prueban.
Su amor más puro
Un adolescente es ayudado por otros tres para entregarle a la entonces futura reina un ramo de flores. Ella sonríe y las recibe con agradecimiento, mientras el joven la mira extasiado. Ese era el efecto que ella causaba.
Su cercanía con el cotidiano estilo de vida de los ingleses fue fundamental para que Diana fuera admirada por pequeños y grandes. En este post, ella habla con una niña sonriente sin mayores formalismos.
“Diana tenía una actitud encantadora y tranquilizadora. Ya sabes cómo cuando te encuentras con una princesa te inclinas y hay formalidades, pero los niños no parecían preocuparse por eso. Hablaron con Diana como una persona normal, incluso como un amigo”, contó una vez Barbara Summerfield, vicepresidenta de la Cruz Roja Británica en Sussex.
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“Los abrazos pueden ser muy útiles, especialmente para los niños”, dijo una vez Diana y en este video queda en evidencia esa expresión.
Rendidos a sus pies
Apenas dos meses después de su boda con Carlos, realizaron una gira por Gales donde todos se rendían ante su encanto.
Diana, que sufrió el desamor de su esposo, entendió que su misión era devolverle el cariño que su pueblo le ofrecía a manos llenas. Y así lo expresaba: “Sé que puedo dar amor por un minuto, durante media hora, por un día, por un mes, pero puedo dar. Estoy muy feliz de hacer eso, quiero hacer eso”.