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Kim y Moon se volverán a ver las caras sin Trump: tercera cumbre coreana tendrá lugar del 18 al 20 de septiembre

La tercera cumbre de este año entre Moon Jae-in y Kim Jong-un contrasta con la ruptura con Washington

(AP)

El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, reafirmó su compromiso con una península coreana libre de armas nucleares y con la suspensión de los ensayos de misiles de largo alcance en el futuro, al tiempo que expresó su confianza en los cada vez más cuestionados esfuerzos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para solucionar el impasse nuclear, dijeron el jueves funcionarios surcoreanos y los medios oficiales de Pyongyang.

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Kim también habría mostrado su frustración por el escepticismo externo hacia su intención de abandonar su arsenal nuclear y pidió que sus “medidas de buena voluntad” sean recompensadas, según se reportó.

Los comentarios de Kim se filtraron a través de sus especialistas en propaganda en Pyongyang y del gobierno del Sur, que está ansioso por mantener vivo el acuerdo. Cada una de las palabras atribuidas a Kim será analizada minuciosamente en busca de pistas sobre el futuro de la diplomacia nuclear en medio de un creciente enfrentamiento con Washington sobre la forma de proceder con las negociaciones para zanjar una disputa que muchos temieron que pudiera derivar en una guerra el año pasado.

Unas horas antes de informar a los medios en Seúl una delegación surcoreana regresó a su país tras reuniones con Kim en las que se fijó una cumbre para entre el 18 y el 20 de septiembre en Pyongyang entre el líder norcoreano y el presidente del sur, Moon Jae-in. Será su tercer encuentro desde abril.

Las autoridades surcoreanas dijeron que durante el encuentro entregaron un mensaje de Trump a Kim y que más tarde el jueves enviarán otro del líder norcoreano al dirigente estadounidense, pero no revelaron el contenido de los mismos.

Algunos de los comentarios atribuidos a Kim, como por ejemplo su compromiso con una Corea libre de armas nucleares, fueron reiteraciones de afirmaciones pasadas, pero dan pie a la esperanza de que los negociadores pueden volver a la vía diplomática tras las recriminaciones posteriores a la cumbre entre Kim y Trump del pasado junio en Singapur.

El objetivo es encarrilar de nuevo el proceso de normalización en la península, amenazado por el creciente desencuentro entre Pyongyang y la Casa Blanca de Donald Trump. (Ahn Young-joon/AP)

El impasse entre Corea del Norte y Estados Unidos, en el que ninguna de las dos partes parece dispuesta a dar ningún paso importante, provocó un escepticismo generalizado sobre las afirmaciones de Trump de que su homólogo desmantelará realmente su programa de armas nucleares. Pese a los repetidos compromisos de Kim para la desnuclearización, imágenes de satélite recientes indicaron que sus fábricas de armas siguen funcionando para producir materiales fisibles con los que fabricar armas nucleares.

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En su reunión con los surcoreanos, el líder del Norte pareció hacer todo lo posible para elogiar a Trump, aunque también mostró exasperación.

«El presidente Kim Jong Un ha dejado claro varias veces que está firmemente comprometido con la desnuclearización, y expresó su frustración por el escepticismo en la comunidad internacional hacia su compromiso”, apuntó Chung Eui-yong, asesor de seguridad nacional de Moon y líder de la delegación surcoreana, a reporteros el jueves en Seúl. «Dijo que, de forma preventiva, está dando los pasos necesarios para la desnuclearización y quiere ver como esas medidas de buena voluntad se ven correspondidas con medidas de buena voluntad”.

Según Chung, Kim manifestó que los trabajos para desmantelar el único sitio de pruebas de motores del país “significa una suspensión completa de las futuras pruebas de misiles balísticos de largo alcance”. El líder norcoreano señaló que tomaría medidas “más activas” hacia la desnuclearización si sus iniciativas son respondidas con medidas de buena voluntad, agregó Chung.

Kim dijo a Chung que sigue teniendo fe en Trump pese a los reveses diplomáticos, e hizo hincapié en que nunca habló mal del dirigente estadounidense a nadie, ni a sus asesores más cercanos.

El líder norcoreano señaló también que la declaración del fin de la Guerra de Corea (1950-1953) que Seúl y Pyongyang quieren que firme Washington no debilitaría la alianza entre el Sur y Estados Unidos ni llevaría a la retirada de los 28.500 soldados estadounidenses desplazados al país para evitar una agresión norcoreana, según Chung.

La cumbre que celebrarán más tarde este mes Kim y Moon, que es el impulsor de la actual ofensiva diplomática, será un indicador crucial de si podría haber negociaciones nucleares más amplias con Estados Unidos.

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