China renunció al diálogo luego de las últimas acciones del presidente norteamericano Donald Trump. Eso, al menos, es lo que afirman medios de uno y otro bando en la guerra comercial. Según el South China Morning Post y el The Wall Street Journal, Beijing canceló las negociaciones comerciales programadas con Estados Unidos y no enviará al viceprimer ministro, Liu He, ni a su delegación de mandos medios a Washington la próxima semana, como estaba previsto.
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El conflicto que remece a los mercados ahora promete ser una guerra violenta y sorda. Esto porque pese a la actitud agresiva de Washington y reaccionaria de Beijing, las rondas de negociaciones jamás habían cesado, hasta ahora. Eso sí, aún falta una confirmación oficial por parte del gobierno chino.
A inicios de semana, Trump decidió imponer US$200 mil millones de tarifas adicionales a las exportaciones chinas, mientras Beijing, como ya habían anunciado, en horas de diferencia respondió con US$60 mil millones en tasas arancelarias a bienes estadounidenses. Esa jugada echó por tierra la quinta ronda de negociaciones que ambas potencias tendrían la próxima semana, ya que un requisito de China para sentarse a negociar en territorio norteameriano era que el líder de la Casa Blanca mostrara una mejor actitud. Y no ocurrió.
Lo cierto es que el nuevo régimen arancelario de uno y otro lado entrará en rigor el próximo lunes 24 de septiembre.
La jugada de Beijing
La siguiente etapa de la guerra comercial vaticina un cambio en la actitud reaccionaria de China. Según varios medios, Beijing sopesa una jugada arancelaria inversa para hacer frente a la actitud beligerante de Estados Unidos. En una medida sin precedentes, el gobierno chino abriría aún más su economía al mundo para recortar todas las restricciones al comercio exterior a excepción de las exportaciones estadounidenses.
Así, China respondería al proteccionismo de Trump con aperturismo, al dictar una baja de aranceles a todos los países del mundo excepto Estados Unidos y así capturar la atención del mercado que mira con malos ojos los remezones de la guerra comercial.