Casi un año después de la muerte de Joane Florvil, otro inmigrante de ese país perdió la vida producto de la indiferencia y la brecha del idioma.
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Joseph Henry fue reportado como fallecido el 30 de agosto en el Hospital del Salvador debido a una «insuficiencia respiratoria, neumonía y probable tuberculosis, además de un «estado morboso concomitante por desnutrición calórica proteica”.
El calvario del hombre de 40 años, eso sí, había comenzado varios días antes. Tras permanecer ocho meses en Temuco, el 22 de agosto se dirigió al Aeropuerto de Santiago para volar de regreso a Haití al encuentro de su mujer y tres hijos. La aerolínea Copa advirtió su salud debilitada, por lo que le solicitó un permiso médico para embarcarlo el día siguiente.
A partir de ahí los hechos son de difícil explicación. Hasta que 48 horas después la estudiante de sociología Pamela Salas (33) lo encontró tiritando en el primer piso del terminal aéreo, Henry había pasado inadvertido para funcionarios y pasajeros. Según el relato de la mujer a El Mercurio, solo una familia llamó al Sapu pero su gestión no tuvo éxito. «Les contestaron que no recogen gente en el aeropuerto», indicó.
La concesionaria Nuevo Pudahuel lamentó lo ocurrido y expresó en un comunicado que «en casos en que la concesionaria toma conocimiento de pasajeros que sufran cualquier tipo de accidente o requieran asistencia de salud dentro del terminal, siempre coordina inmediatamente atención oportuna con las instituciones y autoridades responsables de tales situaciones».
La Dirección General de Aeronáutica Civil tampoco advirtió la situación. «La DGAC no tuvo conocimiento del hecho ni participación alguna en la situación ocurrida en la parte pública del terminal de pasajeros», indicó a Publimetro el jefe del aeropuerto, Juan Luis Rodríguez.
Luego de que el IST del lugar revisara sus signos vitales, Salas no tuvo otra opción que trasladar a Henry en su vehículo particular. «Joseph no sabía por qué le habían dicho que estaba enfermo, que no sabía qué hacer y que no tenía dinero ni nada. Ahí yo ya me había involucrado en el asunto y les preguntamos a los carabineros si lo podían llevar a algún lado y nos respondieron que ellos no podían llevar personas al hospital.”, relató Salas.
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La mujer se comunicó con su familia, quienes habían costeado su pasaje de retorno, y lo acompañó hasta el día de su fallecimiento. «Yo estaba haciendo un trámite y me llamó el doctor que estaba a cargo, para decirme que él estaba con una hipoglicemia y que podía morir. Llegué cinco minutos antes de que muriera, estaba muy alterado, y me levantó la mano, alcancé a darle unos besos en la frente», reveló la joven, quien tuvo la triste misión de informar lo ocurrido a sus cercanos.
Tras 34 días en el Hospital del Salvador, el cuerpo de Henry fue trasladado el miércoles al Servicio Médico Legal. Mientras la Fiscalía Metropolitana Occidente investiga lo ocurrido sin descartar homicidio culposo, Salas en conjunto con el Instituto de Derechos Humanos realizan una campaña para repatriar su cuerpo.