El vestido de novia más recordado de la historia es sin dudas el que lució Diana de Gales el día de su boda, 29 de julio de 1981, Catedral de San Pablo en Londres. La joven aristócrata de tan sólo 20 años contraía matrimonio con Su Alteza Real el Príncipe Carlos, heredero a la corona Británica, ante la minuciosa mirada de 3.500 invitados y la atención expectante de 750 millones de personas en todo el mundo.
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Una de las diseñadoras del suntuoso vestido real, Elizabeth Emanuel, reveló en un documental sobre la princesa Lady Di, en Netflix, el desafío y estrés que le ocasionó a ella y a la propia Diana el día de la boda, por su pérdida de peso.
“La mayoría de las novias pierden peso antes de la boda. Ella (Diana) pasó de una cintura de 66 centímetros a 58 centímetros. Adelgazó hasta en la cara, parecía una modelo. Caminaba con confianza. De repente ese día se convirtió en una mujer. Se veía increíble”, dijo la diseñadora.
La pareja de diseñadores británicos, Elizabeth y su esposo David, lograron un reconocimiento mundial en 1981 cuando crearon el suntuoso vestido de seda en color marfil y de estilo romántico que, con una cola de 25 metros y 10.000 perlas, vistió a aquella muchacha de 20 años, tímida, ingenua y de sangre azul.
Uno de los trajes de novia más recordados de la realeza
El vestido, que ha sido copiado por muchas, se convirtió en el centro de atención de la boda e incluso todavía sigue siendo uno de los trajes de novia más recordados de la realeza.
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“La primera reunión fue genial. Cuando ella nos llamó yo hasta confundí su nombre, no le entendí el nombre de Diana. Estaba muy emocionada, hacía solo un año que nos habíamos graduado y ella pudo haber elegido a un diseñador con más experiencia, pero nosotros teníamos una visión. Queríamos algo más dramático, algo que la gente no olvidaría nunca, que la gente se emocionara. Era un cuento de hadas y era la princesa Diana”, dijo Elizabeth a Netflix.
Fue muy fácil trabajar con ella
“Fue muy dulce. Fue muy fácil trabajar con ella”, expresó también David Emanuel, en una oportunidad a la Revista People. “Nunca tuvimos instrucciones para hacer el vestido de novia. Eso le agregó un poco de diversión (al proceso). Fue más como una aventura”.
Para asegurarse que el vestido, que tenía mangas oversized y una cola superlarga, luciera espectacular, los diseñadores decidieron hacer la última prueba en el palacio de Buckingham.
“Este era un palacio real de verdad y ahí estaba Diana con el vestido de novia que nosotros diseñamos para ella”, dijo la diseñadora Elizabeth. “Ella siempre se mantuvo muy calmada y no le dio pánico. Pero yo estaba realmente preocupada de que algo saliera mal. Nos llevamos sales aromáticas, píldoras de glucosa. ¿Y si se desmayaba? ¿Y si perdía el conocimiento o le caía algo a la falda? Yo tenía como un mal presentimiento de que la cola se le iba a caer (porque) nosotros cosimos parte del vestido encima de ella”.
Elizabeth confesó que el arte del diseño fue completamente destruido, después que la Princesa Diana lo aprobara.
Según narra, se reunió varias veces con Diana para diseñar el vestido y, después de unas cuantas visitas, Lady Di llevó a su madre. Obviamente todo el proceso fue en secreto para que la prensa no se enterara. “Le enseñé el boceto y después lo rompí porque no queríamos que se hiciera público”, relata. Dicho boceto destruido seguramente hubiera costado una fortuna al día de hoy.
En 2010, una réplica exacta del vestido de novia que lució la princesa Diana de Gales en su matrimonio con el príncipe Carlos en 1981, fue vendida en 180.000 dólares ($ 92 millones aproximadamente) durante una subasta en Londres.
El vestido de seda de marfil había sido creado en caso de emergencia por los diseñadores británicos David y Elizabeth Emmanuel, para la boda real entre Diana Spencer y el príncipe Carlos de Inglaterra.
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