El crecimiento económico de China se hundió en el último trimestre a su nivel más bajo desde la crisis financiera global, sumándose a los retos que enfrenta el liderazgo comunista mientras libra una guerra arancelaria con Estados Unidos.
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En el tercer trimestre del año, que finaliza en septiembre, la segunda economía del mundo creció 6,5% con respecto al mismo periodo del año anterior, según los datos gubernamentales presentados el viernes. El dato estuvo por debajo del 6,7% del trimestre previo y es la tasa más baja desde principios de 2009.
La economía china ya se estaba enfriando por una restricción del crédito para frenar el aumento de la deuda antes de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aumente los aranceles a las importaciones chinas en una disputa por la política tecnología de Beijing. El impacto de los controles de importación estadounidenses ha sido limitado, pero la desaceleración en otros sectores de la economía llevó a los líderes chinos a aliviar los controles y a ordenar a los bancos que realicen préstamos.
«La desaceleración de China es un poco más aguda que lo esperado, pero básicamente encaja en nuestra narrativa económica”, señalo Bill Adams, de PNC Financial Services Group, en un reporte.
Los controles de Beijing a los préstamos y las “incertidumbres comerciales” están «dando un mordisco al impulso económico”, agregó el analista.
Los líderes comunistas han expresado su confianza en que su economía de 12 billones anuales puede sobrevivir al conflicto con Trump. Pero las industrias de exportación han empezado a sentir la subida arancelaria del hasta el 25% en algunos de sus productos.
Cabe recordar que el gigante asiático es el principal comprador de cobre chileno, por lo que si su economía crece más lento, eso repercute inmediatamente en el precio del metal rojo. Aunque este viernes su cotización fue positiva, cerrando en los 2,80 dólares la libra.