Cuatro días estuvo desaparecida Sheila Ayala, una menor de tan sólo 10 años de edad. Fue vista por última vez este domingo, precisamente mientras jugaba en el patio de su casa en el barrio de Trujui, en Buenos Aires, Argentina.
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La búsqueda de la menor llevó a un despliegue de 150 policías, quienes con drones y perros entrenados intentaron rastrear su paradero.
El caso comenzó a llenar las pantallas de la televisión transandina, con hipótesis, expertos y entrevistas a sus padres y demás familiares. Además, el ministerio de Seguridad ofreció una recompensa para quien la encontrara.
Fue en este contexto que la madre de la pequeña declaró que su marido sí sabía dónde estaba la niña. Sin embargo, el hombre la acusó de vender drogas y que ese era el motivo de la desaparición de su hija.
Hallazgo de Sheila
Pero pese a todo lo que se podía pensar, Sheila no apareció con vida.
Su cuerpo fue encontrado en el mismo lugar donde fue reportada su desaparición, siempre estuvo ahí; el rapto fue inventado por sus parientes para esconder una sangrienta verdad.
Las autoridades hallaron el cuerpo de la niña dentro de una bolsa blanca, a metros de la vivienda, entre un muro a medio construir y un lote de basura.
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Luego de descubrir el paradero de su cuerpo, los vecinos del barrio comenzaron a apedrear a la policía, reclamando que si hubieran sido más eficientes, la habrían encontrado con vida. En tanto, la policía respondió con balas de fogueo hasta que la multitud fue repelida.
Los culpables
Si bien se pensó que los padres de la menor fueron los responsables del brutal crimen, el tío de la menor salió de la casa esposado y con la cabeza ensangrentada. Y aunque en un principio negaron su arresto, una cruel confesión esclareció el caso.
“Tomamos droga y alcohol y no sabemos cómo llegamos a eso”, declararon los tíos paternos de la menor, Fabián González y Leonela Araya, los mismos que publicaron mensajes en sus redes sociales para encontrar a Sheila y pidieron ayuda en televisión.
“Ya voy, tía”, habrían sido las últimas palabras que un testigo escuchó de la boca de la niña antes de que desapareciera.
La causa del homicidio de Sheila ya se está investigando y está en manos de la justicia argentina.