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Comer insectos será fundamental en la dieta del futuro, según experto español

Añadiéndoles grasas saludables, estos seres vivos podrían convertirse en base de la alimentación. Se les considera una buena fuente de proteína animal.

Distintos platos internacionales consideran insectos en su lista de ingredientes. Sobre todo en el oriente. Por considerarse un elemento muy distante a nuestra cultura culinaria tradicional, muchas personas lo ven como algo extraño e incluso les podría dar algo de asco. Sin embargo, por sus características nutricionales, los insectos podrían convertirse en parte de la dieta fundamental de los seres humanos en el futuro. En todo el mundo.

En el marco del seminario de lInstituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) «Nuevos aceites para una nueva nutrición», el doctor José Luis Guil, catedrático de Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Almería, España, señaló que «mejorar aún más las propiedades nutricionales de los insectos, añadiéndoles grasas saludables, tal como propone la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede ser base esencial de la alimentación del mañana».

Insectos como fuente de proteína

“Estamos experimentando usar ácidos grasos omega-6 en insectos, ya que ellos son una fuente de proteína muy buena de origen animal, y algunos de ellos son susceptibles de cambiar su perfil de ácidos grasos y, por lo tanto, podrían ser una fuente de grasas saludables incluso similar a los peces, pero de origen terrestre”, explicó el doctor Guil.

El especialista agrega que estos pequeños seres vivos también son ricos en minerales y en Omega-3, “algo difícil de conseguir en animales terrestres de sangre caliente”.

Déficit de alimentos 

Según la ONU la población mundial puede alcanzar los 9.700 millones de personas en el año 2050. Esto  aumentará la demanda de alimentos cerca de un 70%.

Alcanzar un incremento de esa magnitud en proteína animal a través de la pesca y el ganado va a ser muy difícil. Por lo mismo, el consumo de insectos se ha analizado como opción.

La FAO recomienda su consumo, pues con 2 kg de insectos se obtiene 1 Kg de masa de insecto, mientras que para 1 Kg de carne se necesitan 8 Kg de ganado.

Además, su producción implica la emisión de un 99% menos de gases de efecto invernadero y reduce el consumo de agua, lo que los hace un alimento sostenible que aporta proteína de calidad con un mínimo impacto sobre la salud del planeta.

¿Y el Omega-3?

Otro de los temas abordados en el seminario del Inta, fue el bajo consumo de Omega-3. Por esta razón, Alfonso Valenzuela, académico de la Universidad de Chile e investigador del Inta, destacó la importancia de los llamados “lípidos estructurados”.

Éstas son grasas naturales de gran calidad (como las que se encuentran en la leche materna) y que ahora se pueden fabricar en el laboratorio porque se conoce exactamente su estructura. “Esto permitirá enriquecer alimentos con ácidos grasos omega-3, o fabricar aceites altamente nutritivos”, señaló el profesional.

El investigador advirtió que si bien hay “un déficit enorme de consumo de ácidos grasos omega-3, particularmente es del de origen marino». En «Chile comemos muy poco pescado, por lo que la búsqueda de maneras de aportar más omega-3 es un desafío», añadió. La solución, podría estar en los cultivos de microalgas ricas en estos nutrientes.

Especies chilenas y su cantidad de grasa

Por su parte, Miguel Ángel Rincón, director de la Red Ingenio, destacó el mapeo que su grupo de investigación está haciendo de las especies marinas chilenas y su contenido de grasas saludables.

La idea es contar a futuro con una base de datos de acceso público, “donde tengamos detallada cada especie de pescado con su composición y biodisponibilidad de estos nutrientes omega-3”, explica Rincón. Así se podrá tener un claro diagnóstico de qué especies (ya sean algas o pescados) podrán ser un aporte nutricional para nuestra alimentación actual y del futuro.

 

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