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14 mil desocupadas más que hace un año: Los motivos que castigan al empleo de la mujer en Santiago

La desocupación femenina escaló al 8,1% en septiembre. Hay más de 107 mil cesantes y tardan casi cinco meses en encontrar trabajo.

La última cifra que entregó la Encuesta de Desocupación del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile bien pudo pasar sin pena ni gloria. Con un 7,1% de desempleo en el Gran Santiago en septiembre, supuso un aumento del 0,1% respecto a junio. Sin embargo, ese antecedente traía una alerta entre líneas: la tasa de mujeres sin trabajo se disparó.

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El escenario es desigual si de géneros se trata. Mientras la desocupación de los hombres retrocedió 0,4 puntos porcentuales, pasando de 6,7 a 6,3%; el escenario para las mujeres es contrastantemente desolador. Entre junio y septiembre, ellas pasaron de un desempleo del 74%, al 8,1%.

«La cifra general se parece mucho a la medición anterior, aunque uno espera que la economía se reactive y las tasas bajen de forma más considerable, y eso no ha pasado todavía», dice Fabián Fuentes, director del Centro de Microdatos. «Lo que sí es llamativo es la tasa de desocupación femenina, que comparada con los hombres es bastante grande (…) Hay que poner atención ahí, y saber qué está pasando para mejorar esos números», agrega el economista.

El problema no es menor. Se contabilizan 117.804 mujeres desocupadas, 10 mil 300 más que en junio y 14 mil más que hace hace doce meses. A eso se suma que en septiembre de 2017 las mujeres tardaban 3,7 meses en salir de la cesantía, pero ahora deben esperar un mes más para encontrar trabajo.

El gobierno también reaccionó a las cifras. El ministro del Trabajo Nicolás Monckeberg dijo que «esta encuesta pone un desafío ineludible (…) la prioridad es que al final del mandato ninguna mujer que quiera trabajar se vea imposibilitada de hacerlo». Sobre esa línea, el ministro hizo un llamado a los parlamentarios para que aprueben el proyecto de Sala Cuna universal, carta que gestiona el gobierno y ve como la clave para mejorar la incersión de la mujer en el mercado laboral.

Buscando al culpable

Durante todo 2018, las cifras oscuras de empleo y salarios han sindicado a la mayor fuerza laboral como el culpable predilecto de La Moneda. ¿Aplica en este caso? «No hay más mujeres buscando, y eso también es una alerta», explica Fuentes. De hecho, ocurre lo contrario: en septiembre de 2017, la tasa de participación femenina era del 54,5%, pero el pasado mes bajó al 53,3%.

En ese diagnóstico coincide Juan Bravo, experto en temas laborales del Centro Clapes UC, quien, a su vez, sindica a dos posibles culpables: los servicios financieros y de gobierno, y los personales y de hogares, rubros en los que se repartiría gran parte de las 107.319 cesantes. Ambos mostraron un retroceso en ocupación, pero en el último, ligado clásicamente a la mujer, la cesantía subió de un 4,3 a 5,2%.

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«La cifra se explicaría por una menor inserción laboral efectiva y no por mayor ingreso a la fuerza laboral. En la Encuesta Nacional de Empleo, los números revelan que entre las mujeres se está destruyendo el trabajo por cuenta propia. Este tipo de empleo fue el que logró evitar alzas de desempleo mayores durante el frenazo. Las expectativas han cambiado y las mujeres están autoempleandose menos que antes», sostiene Bravo.

 

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