La idea de Ariel Césped (32) de crear un dispositivo compacto para detectar terremotos de forma temprana comenzó en 2014, luego del terremoto de Iquique. Sin embargo, no fue hasta que conoció a un machi mapuche en medio de un mochileo en el sur, que supo que su iniciativa estaba bien encaminada.
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Allí, el sabio de la localidad le dijo que lo que él hacía, ellos lo conocían cientos de años atrás con los queltehues. La tradición mapuche dice que esas aves típicas de Chile graznan con fuerza segundos antes de un terremoto. Y de curioso, Ariel, el fundador de Sysmos y último ganador del Premio Emprende de Publimetro, lo comprobó.
«Pusimos nuestros detectores en un corral donde había un nido de queltehues y los monitoreamos día y noche. Para nuestra sorpresa, efectivamente graznaban fuerte, y casi a la par cuando nuestros equipos detectaban un sismo que venía. De alguna forma evolucionaron al punto de detectar los pulsos de ultrabaja frecuencia, las ondas medias», recuerda Césped.
Ese día, según cuenta, fue una «revelación». Y claro, porque si hace cientos de años le interesaba a los mapuches estar atento a los sonidos de aves para alertarse, era obvio que en pleno siglo XXI a alguien le interesaría tener un pequeño aparato en el velador que hiciera lo mismo.
El ingeniero mecánico formalizó Sysmos este año, tras cuatro de desarrollo. En ese tiempo, instaló cerca de 30 multisensores en todo Chile y confeccionó el aparato que puede alertar con entre 30 y 60 segundos de antelación los movimientos telúricos.
Valiosos segundos
«En cada punto ponemos tres sensores para evitar las falsas alarmas. Estos se comunican entre sí, y si uno se acciona por un camión, por ejemplo, los otros dos se encargan de evitar que se produzca el aviso. Ahora, si los tres sienten lo mismo, se envía la alarma al servidor en la nube que se encarga de advertir». Césped dice que, a mayor lejanía del sismo, mayor son los segundos de anticipación. «Por cada 100 kilómetros el aparato se adelanta unos 45 segundos», calcula.
Actualmente, los días de Ariel son agitados. «Luego de ganar el Premio Emprende en agosto, estos meses han sido vertiginoso». Su empresa venía con apoyo de fondos Corfo y la incubación del Centro Innovo de la Usach, y hace poco consiguió dinero de un concurso de la Municipalidad de Santiago. Con eso consiguió el financiamiento necesario para producir su primer tiraje de dispositivos de hogar.
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«La fabricación y desarrollo es íntegramente chilena. La confección la hacemos en una empresa en Viña del Mar, y para principios de diciembre tendremos los primeros 50 aparatos comercializables», relata. «Sysmos Home» será un pequeño aparato blanco con pantalla que se conecta al wifi de la casa. Desde allí, estará comunicado con el servidor de Sysmos que alertará segundos antes de que la tierra tiemble considerablemente, a través de alarmas y luces. A su vez, el dispositivo funcionará como linterna y cargador de celular con 6 horas de autonomía.
Y no es todo, porque trabaja junto a su equipo para dar vida a la versión industrial, un producto robusto capaz de alertar y cortar válvulas de gas o cintas de producción en grandes empresas, antes que un terremoto las estropee o cause accidentes. La ginda de la torta será su aplicación móvil, que ya está en carpeta y a la espera de inversionistas para su desarrollo.
«En un futuro nos gustaría expandirnos a Perú, Colombia y Ecuador, donde también tiembla harto, además de llevar Sysmos a todas las empresas. Esto tiene infinidad de aplicaciones, como detener al metro antes de que descarrile, detener una operación quirúrgica a tiempo o simplemente alcanzar a abrir una puerta antes de que se bloquee. Son segundos preciosos», dice Césped.
