El presidente Donald Trump anunció el jueves sus planes para firmar una orden la semana entrante que podría resultar en detenciones a gran escala de migrantes que crucen la frontera sur y prohibir a quien lo haya hecho sin permiso que solicite asilo, dos propuestas jurídicamente cuestionables que constituyen la andanada electoral más reciente del mandatario contra la inmigración ilegal.
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“No vamos a soportar eso. Si ellos quieren tirar piedras a nuestros militares, nuestros militares van a responder”, dijo el mandatario afirmando que “esta es una invasión” y que los agentes deben reaccionar como si las piedras fueran “fusiles”.
Las reglas precisas sobre el uso de la fuerza por parte de la policía militar y otros soldados desplegados cerca de la frontera no han sido dadas a conocer, pero en todos los casos los efectivos tienen derecho a actuar en defensa propia. Sea como sea, no se prevé que esos elementos estén en lugares donde cualquiera que intente cruzar la frontera sin permiso se tope rápidamente con ellos.
Mark Hertling, general retirado del ejército, escribió en Twitter después del discurso de Trump que ningún oficial militar permitiría a soldado alguno abrir fuego contra un individuo que lance piedras.
“Sería una orden ilegal”, escribió Hertling, que citó la Ley de Guerra Terrestre.
No obstante, las proyecciones sobre el número de efectivos están cambiando a un ritmo vertiginoso. Apenas la semana pasada, las autoridades habían indicado que se podría enviar a unos 800 o mil.
El lunes, funcionarios anunciaron que unos 5.200 estaban siendo desplegados. Al día siguiente, el general de la Fuerza Aérea que dirige la operación señaló que se enviarían más del total anunciado inicialmente, pero rechazó tajantemente un artículo periodístico según el cual podrían ascender a 14.000 porque esa cifra “no corresponde a los planes actuales”, según dijo.
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Asilo
Las leyes de inmigración de Estados Unidos establecen con claridad que los migrantes que deseen asilo pueden solicitarlo en la frontera o cuando la crucen. Sin embargo, Trump dijo que podría restringir la aplicación de la medida solo a los puntos de ingreso oficiales.
Estados Unidos tampoco tiene espacio en la frontera para manejar la detención en gran escala de los migrantes, ya que las instalaciones están a tope. Aún así el presidente señaló que el gobierno podría instalar “carpas de gran tamaño”.
Estamos deteniendo a la gente en la frontera”, afirmó de manera enérgica.
Trump afirmó el jueves que, de acuerdo con su orden, los migrantes que ingresen de manera ilegal al país serán albergados en “ciudades de carpas masivas” que pretende instalar mientras se procesan sus casos. “Ya no vamos a dejarlos libres en nuestro país”, señaló. “Tenemos miles de carpas”.
Según el protocolo actual, muchos solicitantes de asilo son dejados en libertad mientras sus casos avanzan en las cortes, las cuales tienen gran cantidad de expedientes acumulados, por lo que los procesos pueden durar años.
El anuncio constituye el intento más reciente de Trump para mantener en primer plano el tema de la inmigración en la recta final previa a las elecciones. Dijo en particular que la semana entrante emitirá su orden ejecutiva, lo que implica que podría ser después de los comicios.
El presidente anunció el miércoles que sopesaba desplegar 15 mil efectivos en la frontera con México debido al avance en respuesta a las caravanas, que aún están muy distantes. La cifra duplica el número que el Pentágono dijo tiene en sus planes actuales para una misión cuya escala se transforma a diario.
En la actualidad cuatro caravanas se dirigen a Estados Unidos. La principal, de unos cuatro mil migrantes —que se redujo de los aproximadamente siete mil que tenía al partir— continúa en el sur de México, donde la mayoría avanza a pie y está a kilómetros de la frontera.
Una segunda caravana, de unas mil personas, marcha a más de 320 kilómetros atrás de la primera. Una tercera, de unos 500 salvadoreños ha llegado a Guatemala, y una cuarta, de unos 700, partió el miércoles de la capital de El Salvador.