El Imacec de 2,3% que anotó septiembre encendió las alarmas en la agenda económica. Eso, porque la tónica del año fueron meses en que la economía crecía holgadamente sobre el 3%, hasta que aparecieron las Fiestas Patrias.
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Y si este dieciocho generó todo un dolor de cabeza para la cartera de Hacienda, que lo sindicó como el gran culpable de la baja cifra, el próximo año al Gobierno se le podría venir un dolor de migraña: si en 2018 fueron tres fines de semana largo en el calendario (dos legales y un festivo con sandwich), en 2015 se vislumbran seis en el horizonte (Fiestas Patrias, Todos los Santos, y cuatro festivos que caen martes o jueves).
¿Serán la excusa para explicar el desempeño económico en 2019? Manuel Rivera, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. Central, considera posible un escenario en que se observen varios Imacec bajo el 3%. Sobre el efecto de los feriados, el economista señala que «sí, pueden ser un factor importante, pero siempre considerándolo un matiz en el margen, nunca algo que afecte la tendencia».
En esa línea también está Alejandro Alarcón, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile. El ex gerente de la Asociación de Bancos calcula que cada día festivo incide medio punto en el Imacec. «Las Fiestas Patrias incidieron entre 1,5 y 2 puntos», explica, agregando que, sin embargo, «no se puede confundir un impacto estadístico de un día hábil con una tendencia macroeconómica».
¿Recesión?
Ambos coinciden en que, si la economía anda mal en 2019, los efectos serían causa de las bajas proyecciones de crecimiento del sector minero y ciertos efectos de la guerra comercial, pero nunca por la cantidad de feriados. Sin embargo, mientras Rivera observa al magro crecimiento de septiembre como la confirmación de una recesión, Alarcón explica que los resultados son engañosos.
«Hay un motivo casi misterioso (…) el propio Banco Central calculó un alza para la inversión bruta en capital fijo de un 5%, y yo creo que va a ser de entre 6 y 7%. Lo misterioso es que no se traspase al crecimiento y a la demanda de trabajo asalariado. Quiere decir que hay un rezago y que tarde o temprano se va a reflejar en la economía, no creo que haya una desaceleración todavía», opina Alarcón.
Rivera, por su parte, grafica las menores proyecciones para el próximo año en una falta de sincronía en las expectativas. «El mercado está más pesimista que el Banco Central respecto a las cifras, y ahora le están cobrando la cuenta por subir la tasas de interés. Es una cosa particular que no veía hace años: que los privados fueran menos optimistas que Hacienda», sostiene.