Empleos, salarios y crecimiento económico. Todos ellos, conceptos que en algún momento, y con excusa de los distintos indicadores económicos durante el año, han originado una cita con el Gobierno para dar explicaciones. Y justo cuando el panorama se vuelve difícil de analizar, los números de crecimiento del último trimestre suman un nuevo elemento al panorama: la inversión.
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El informe de Cuentas Nacionales que reveló ayer el Banco Central, evidenció que entre julio y septiembre, la economía chilena se expandió apenas en un 2,8%, cifra que contrasta con su antecesora: el 5,4% de expansión entre abril y junio.
Sin embargo, y antes de que les cayera la noche, los dos líderes de finanzas de La Moneda, el ministro de Hacienda Felipe Larraín y el de Economía, José Ramón Valente, sacaron a lucir las nutridas cifras de inversión en Chile como prendas de garantía para el futuro. “La economía se está poniendo de pie, la inversión ha superado cuatro años de caídas”, dijo Larraín.
Por su parte, Valente señaló que “la inversión está creciendo a su mayor ritmo desde 2013, la economía se está expandiendo en promedio tres veces más que el año pasado». Esos dichos se sustentan en que la inversión tuvo un crecimiento del 7,1%, cifra diametralmente opuesta al retroceso del -0,9% en el mismo período de 2017.
La pregunta es, ¿la inversión será el salvavidas del empleo y salario de los chilenos?
El augurio
Alejandro Alarcón, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la U. Chile, es bastante optimista respecto al sostén que significará la inversión para el crecimiento económico. «Si lo comparas con el registro anterior, da un salto muy fuerte de casi ocho puntos, y no conozco ningún país en el mundo que tenga un crecimiento de la inversión bruta en capital fijo de esa magnitud, y que no haya impacto positivo en le crecimiento», dice.
Eso conlleva, según dice, a que el pronóstico de crecimiento del PIB del 4% para 2018 se cumpla sin problemas. Pero, ¿en qué favorece a las personas? «La inversión se tiene que traspasar a la gente en la demanda por trabajo asalariado. No en el de cuenta propia ni en el público, sino que en el trabajo asalariado del sector privado y con empleos de calidad», explica Alarcón.
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El economista agrega que, eso sí, que el factor de la inversión en los empleos «aún está rezagado en Chile» , pero que será cosa de tiempo para que «se exprese en demanda de trabajo».
Por su parte, Jorge Gajardo, economista de la U. Central, señala que la inversión, en sí misma, no es garantía para las personas. «La noticia es buena, pero falta ver qué tipo de inversión es, si es neta o de reposición(…) siento que es una manera del gobierno de relativizar lo malo que están las cifras de crecimiento».
El experto destaca que la inversión de los últimos meses se basó en los sectores de minería y construcción, por lo que pone en duda su relevancia. «Depende de la inversión. Si es de reposición, solamente se reemplaza el stock de capital que se ha desgastado, y no tiene mayor incidencia. Ahora, si es neta, que comprende maquinaria o infraestructura nueva, ahí sí mejora los empleos», dice.
A eso le suma que el impacto es mayor si el nuevo capital va a parar a las grandes empresas, o al área de servicio y las pymes. Estos últimos, según Gajardo, «tienen una capacidad expansiva del empleo mucho mayor».
«Me parece osado el optimismo, porque la inversión es solo un componente del gasto agregado, donde el consumo, el gasto del gobierno, el neto del comercio y todos esos componentes, están flojos», cierra el economista de la U. Central.
Pese a esos antecedentes de duda, Alarcón no tiene dudas en que «sí se materializará en empleos de calidad y alta productividad».
