El pasado 16 de noviembre el misionero cristiano John Allen Chau emprendió viaje hasta la isla Sentinel del Norte, en India, más conocida como Andamán. Su objetivo era concretar su contacto con los aborígenes del lugar, a quienes ya había visitado con anterioridad y lo habían expulsado con flechas.
PUBLICIDAD
Sin embargo fue la peor decisión, y la última que tomó en su vida, volver a intentar adentrarse a la fuerza en la una tribu que ha habitado la isla por más de 60 mil años sin contacto con el exterior.
En su segundo intento las flechas no fueron de advertencia y terminaron con la vida del joven de 27 años.
Así la mañana del 17 de noviembre los pescadores vieron a una persona muerta siendo enterrada en la orilla que “por la silueta del cuerpo, vestimenta y circunstancias parecía ser el cadáver de John Allen Chau», explicó la policía de Andamán a los medios locales.
“Dejarlo solo”
Esta semana un grupo de expertos, entre ellos antropólogos y científicos se han reunido para tomar una decisión respecto al cuerpo del joven, que su familia quiere recuperar.
De las conversaciones también participa la ONG Survival International, dedicada a preservar los derechos de las tribus y su tratamiento con la sociedad. Al poner los antecedentes en la mesa, los argumentos se inclinaron a un sólo lado de la balanza.
«Urgimos a las autoridades indias a que abandonen los esfuerzos para recuperar el cuerpo de John Allen Chau”, afirmó Stephen Corry, director de la organización a través de un comunicado.
PUBLICIDAD
Además aseguran que cualquier intento de rescate resulta “increíblemente peligroso para los oficiales indios, pero también para los sentinelenses, que corren el riesgo de desaparecer si se introduce alguna enfermedad exterior”.
Enfermedades
“El riesgo de epidemia mortal de gripe, sarampión u otra enfermedad externa es muy real y aumenta con cada contacto”, comunicó el comité de expertos a través de un comunicado.
«Tales esfuerzos en casos similares en el pasado han terminado con los centinelas que intentan defender su isla por la fuerza», dijeron, agregando que cualquier intento de recuperar el cuerpo sería «increíblemente peligroso».
A pesar de la muerte del joven, la comunidad científica defiende que los miembros de la última tribu pre neolítica “no son hostiles. Ellos advierten, pero no atacan a la gente, ni siquiera a los intrusos. Tampoco agreden a sus vecinos. Ellos solo dicen ‘déjennos en paz’”, el académico TN Pandit, en entrevista con un medio local.