La tregua anunciada por China y Estados Unidos en su disputa comercial tranquilizó temporalmente a los mercados mundiales el lunes, pero no hay indicio de que los dos países hayan cambiado sus posturas.
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El lunes, los mercados en Asia, Europa y Estados Unidos respondieron favorablemente al anuncio la víspera de que el presidente estadounidense Donald Trump accedió a suspender por 90 días su plan de imponer más aranceles a los productos chinos mientras avanzan las negociaciones. El presidente Xi Jinping por su parte aceptó comprar más exportaciones estadounidenses.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo el lunes a los periodistas en la Casa Blanca que había un «enfoque inmediato en la reducción de los aranceles a los automóviles», aunque no brindó los detalles ni el momento oportuno para hacerlo. Preguntado si había un acuerdo específico para eliminar los aranceles, respondió: «Sí, lo hubo».
Mnuchin enfatizó que los dos líderes tuvieron conversaciones detalladas sobre 142 puntos y dijo que el objetivo ahora era convertir las charlas en un «verdadero acuerdo». Dijo que ambos líderes habían extendido invitaciones para visitar sus respectivos países y que espera que se reúnan en un «futuro próximo».
El resultado de la cumbre Xi-Trump en Argentina es «lo mejor que pudimos esperar», dijo en un comunicado el presidente de la Cámara de Comercio China-EEUU, William Zarit.
Sin embargo, no hay indicio alguno de que se haya avanzado en el tema central de la disputa: la insistencia de Estados Unidos de que China cancele planes industriales que según Washington, se lograron con base en el robo de tecnología y a las violaciones de los compromisos chinos para un comercio justo.
«Es imposible para China cancelar sus políticas industriales o sus planes de desarrollo para sus tecnologías y sus industrias», dijo Cui Fan, economista de la Universidad Internacional para Economía y Administración de Empresas, en Beijing.
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El acuerdo le da a Xi tiempo para negociar, pues hasta ahora insistía en que no podía haber diálogo mientras Estados Unidos «nos sujeta un cuchillo a la garganta» con los aranceles, pero ambos líderes seguirán teniendo que lidiar con las presiones políticas de una gran cantidad de sectores: los nacionalistas, los partidarios del libre comercio y otros.
Si no hay avances, Trump sufrirá nuevamente presiones de los sectores nacionalistas para reanudar sus aranceles contra China.
Trump impuso aranceles de 25% sobre productos chinos por valor de 50.000 millones de dólares en julio, quejándose de que Beijing obliga o presiona a empresas extranjeras a compartir sus tecnologías. Trump impuso más tarifas sobre otros 200.000 millones de dólares en bienes chinos, de 10% y esa cifra debía aumentar a 25% el 1 de enero.
China tomó represalias, aplicando sus propias tarifas a las importaciones estadounidenses.