En julio de 1981 el mundo se regocijaba ante la llamada boda del siglo del príncipe Carlos y la princesa Diana, en la catedral de San Pablo. En aquel momento, la pareja real parecía haber cedido ante la inconformidad de su enlace y como es tradición, se dirigieron hacia su luna de miel en Gibraltar, la costa sur de España.
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Durante 14 días navegaron a bordo del Royal Yacht Britannia alrededor del Mediterráneo, pasando por las pintorescas islas griegas para después terminar en el castillo Balmoral, en Escocia. Era un itinerario lujoso, pero a pesar de que sería el sueño de muchos, este par estaba condenado al drama.
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Diana no estaba segura de nada sobre Carlos. Su inseguridad se derivó de una incómoda entrevista cuando anunciaron su compromiso: «(…) Y este hombre ridículo [de noticias] dijo: ‘¿Estás enamorada?’. Pensé, qué pregunta tan espesa. Así que dije: «Sí, por supuesto que lo estamos», y Charles se volvió y dijo: «Lo que sea que signifique amor». Y eso me golpeó por completo. Pensé, qué extraña respuesta. Me traumatizó»», relató Diana para aquella polémica entrevista para el Canal 4.
Y aunque muchos piensen que el divorcio fue lo que Diana quería, en realidad no era así ya que significaría un corte de la familia real, perder el título de «Su Alteza Real» y peor: tendría que hacer una reverencia al Príncipe Carlos y a sus dos hijos pequeños, William y Harry.
Aunque la reina Isabel II había estado dispuesta a permitir que Diana retuviera el título, el príncipe Carlos insistió en que lo dejara. Según el antiguo mayordomo de Diana, Paul Burrell, el príncipe Guillermo, de 14 años de edad, consoló a Diana prometiéndole devolverle el título un día cuando se convirtiera en rey. Pero durante el resto de la vida de Diana (precisamente un año y tres días), se la conocía como Diana, la princesa de Gales.
El divorcio también llevó a Diana a perder su estabilidad mental y emocional. En los meses previos a su muerte, Diana estaba paranóica con la sensación de que la estaban espiando. También temía ser asesinada, decía que moriría en un accidente planeado de auto. Diana incluso vio a sus propios guardias como sospechosos de un posible atentado.
Pero si algo es claro es que Diana es una figura trágica. De gran corazón y hermosa, murió precisamente de la forma que más temía, dejando atrás a sus queridos hijos y aún con el corazón roto por el final de su relación con el Dr. Khan, su gran amor, a quien también perdió por culpa de Carlos.
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