Representantes de más de 180 países se darán cita hoy en la ciudad de Marrakech, Marruecos, para sellar con su rúbrica al Pacto por la Migración de las Naciones Unidas. Pero no estará Chile.
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El subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, encendió la arena política este domingo al decir que el Gobierno no cree que «migrar sea un derecho humano», confirmando que La Moneda le daría la espalda al último pacto mundial que pretende establecer la ONU.
El documento que Chile no firmará se compone de 23 objetivos generales, y es el primer acuerdo mundial que no tratará sobre guerra, hambre, salud, o finanzas, sino que sobre el flujo de personas. El acuerdo, dice la ONU, busca ofrecer un marco de cooperación para gestionar conjuntamente las condiciones de los 258 millones de migrantes que se mueven por el mundo.
Si bien se ha insistido en que el pacto no es vinculante ni se interpone en políticas migratorias, los países que lo rechazan, como Estados Unidos, sostienen que afecta a la soberanía e incita a la inmigración ilegal. Y en eso, coincide el gobierno. «El derecho lo tienen los países de definir las condiciones de ingreso de los ciudadanos extranjeros (…) Si fuera un derecho humano, entonces estamos en un mundo sin fronteras», explicó Ubilla.
Y mientras el oficialismo aplaudió la decisión de pie, la oposición cuestionó la señal que se entrega al exterior. La presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, dijo que su partido encontraba “muy bueno que Chile no haya suscrito el pacto», ya que la «migración tiene que darse en torno a lo que le conviene a cada país».
En la misma línea, Francisco Chahuán (RN) dijo que“una cosa es velar por los derechos de los migrantes y distinto es establecer que la migración, legal o ilegal, pueda ser un derecho humano fundamental».
Por la vereda contraria, llovieron las críticas. Matías Walker (DC) y Jorge Tarud (PPD) se cuadraron en decir que el Gobierno prefirió adherir – o someterse- a los grupos de extrema derecha chilena. Además, Ricarlo Lagos Webber, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, confirmó que citarán al canciller Roberto Ampuero al Congreso para dar explicaciones.
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El saco al que entra Chile
Para Edgardo Riveros, ex subsecretario de Relaciones Exteriores con Michele Bachelet y académico de la Facultad de Derecho de la U. Central, la señal es pésima. Primero, dice, porque «la política exterior de Chile siempre ha sido defender el multilateralismo» y, segundo, porque «la vocería la ejerció Interior, y no Cancillería», lo que demostraría una imposición de Gobierno, y no una estrategia de relaciones exteriores.
Además, Riveros señala que Chile «quedará situado entre los países que ven esta situación con criterios rígidos y han sido combativos con la inmigración».
Sin ir más lejos, los otros países que le dieron el portazo a la ONU son Estados Unidos, Hungría, Polonia, Israel, Australia, Bulgaria, Croacia, Austria, República Dominicana, República Checa y otros pocos. Eso sí, entre todos no alcanzan a representar ni el 8% de los países de la comunidad internacional, aunque la mayoría se identifica con sectores de derecha.
La principal voz contraria al pacto en Europa es Hungría, representada en su primer ministro Viktor Orbán, considerado el líder «racista» del ultra nacionalismo húngaro. El otro personaje occidental es Donald Trump, conocido mundialmente por sus políticas anti inmigración, y que hizo de Estados Unidos, al igual que con el Acuerdo de Cambio Climático, la primer nación en retirarse del Pacto Migratorio.
Sobre eso, Tarud, ex presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, señaló que «(el Presidente) se dejó presionar por un sector de la ultra derecha chilena, causándole un nuevo daño a nuestra imagen país, ya bastante dañada».
«Los países del mundo, multilateral o bilateralmente, han acordado el flujo de servicios, de bienes, las finanzas, y sin embargo el tema migratorio no ha podido ser regulado de manera multilateral y este es un esfuerzo del que me preocupa que se haya restado Chile», cierra el ex subsecretario de RR.EE.