Del asteroide Bennu se sabía que tiene el tamaño de un rascacielos, de su forma de bellota y que en 150 años pasará peligrosamente cerca de la Tierra.
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Su principal característica, sin embargo, recién acaba de conocerse: la nave espacial OSIRIS -REx de la NASA descubrió la presencia de agua entre la arcilla que lo compone.
En específico, se detectó la presencia de hidroxilos, molécula de átomos de oxígeno e hidrógeno que estaría presente en toda su superficie. Si bien su tamaño descarta que pueda albergar agua, el hallazgo sugiere que Bennu fue parte de un cuerpo más grande que sí tenía esta característica en el origen del sistema solar -hace 4.5 millones de años-.
«La presencia de minerales hidratados a lo largo del asteroide confirma que Bennu, un remanente de los inicios de la formación del Sistema Solar, es un excelente espécimen para la misión OSIRIS-REx y el estudio de compuestos volátiles y orgánicos», comentó Amy Simon, científica de la NASA en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard.
«Cuando las muestras de estos materiales sean devueltos a la Tierra en 2023, los científicos recibirán un tesoro de información nueva sobre la historia y la evolución de nuestro sistema solar», añadió.
La misión de OSIRIS-REx comenzó hace dos años, con un lanzamiento desde Cabo Cañaveral. Tanto la nave espacial como el asteroides aluden al antiguo Egipto: Osiris denomina al dios de la vida futura y Bennu representa a la creación.